Me levanté apresurada, con mi pecho subiendo y bajando como loco, el corazón disparado, sudando y con las piernas temblando, y era cierto. Había tenido una pesadilla.
Estaba soñando cosas horribles relacionadas con Grace; como que le pegarían y torturarían en aquel internado, que después de estar años encerrada allí jamás la sacarían. Eso era un presentimiento que desde hace tiempo llevo pensando. Vamos, ¡Está clarísimo! ¿Qué ganarían ellos dejando a mi madre libre? ¡Claro que nada! Y como ellos no ganarían nada... Lo más seguro es que ella pasará el resto de su vida entre rejas.
Y entonces ahí, justo en ese preciso momento, es cuando yo me preguntaba lo siguiente: ¿Acaso hacíamos hecho bien en ir a contar todo lo que nos hacía a la policía?
Sólo habían dos posibles respuestas y no sé cuál de las dos era más acertada. Habría que debatirlo de forma objetiva, sin mezclar sentimientos ni opiniones.
¡Pero era mi madre! ¡Por encima de todo ella era mi madre! Y yo... Yo... Yo era la estúpida y egoísta hija que fue capaz de ir a contar todo a la comisaría. Esa era realmente yo, una patética cobarde que no supo afrontar sus problemas cara a cara y tuvo que acudir a terceras personas, viéndose aquellos terceros implicados en ese asunto y manchándose las manos todos. Esa era la verdadera Janeth. Una chica que desde la supuesta inocente muerte de su padre cambió totalmente y claro que no fue la única que lo hizo, ni la única ni la última.
Estaba claro que la muerte de Liam no era una muerte cualquiera, pues era el hombre que mantenía aquel supuesto hogar con un buen ambiente y alegre. Cuando él falleció, todo se volvió muy malo, todo eran malas noticias, todo era horrible y todos nos estábamos metiendo en un agujero en el que de seguro, no podríamos salir.
Y... ¿La realidad? Desde que Grace no está en nuestras vidas noto que estamos saliendo de aquel agujero.
Me gustaría fingir y decir que es mentira, que sólo lo decía por una rabieta, pero no era así, no era ese el caso. Grace me odiaba a muerte y yo sin embargo, le tenía aprecio, pero poco a poco solo fue "algo de cariño". No la trataba como mi madre, ni como una familiar, no. Ella para mí era realmente una desconocida. No sabía por qué me tenía tanto odio o por qué se convirtió así después de la muerte de papá, o por qué sólo la pagaba con Jacob y conmigo, ¿Por qué no con Noah? Era extraño.
Esa mujer descargaba con cualquier persona su enfado. Depende del día, era pegando o discutiendo, insultándote, tirándote tus cosas por la ventana, puerta, etc.
Yo siempre estaba al tanto de si le hacía algo a Noah, pues obviamente no lo habría permitido, pero no. Nunca lo hizo. Y era extraño. Pero en cierto modo, estaba contenta de ello. Prefería que me pegara a mí que a mis hermanos.
—¿Jane? ¿Puedo pasar? –escuché de repente la voz de Noh detrás de la puerta de mi habitación.
—Sí, pasa –musité en un susurro. Miré el móvil rápidamente y vi que eran las ocho de la mañana, ¿Qué querría a estas horas de la mañana?
—Hola, buenos días –dijo una vez se adentró en mi cuarto, junto a una sonrisa.– ¿Te he despertado? –negué con la cabeza en forma de respuesta.– Vale. Oye, ¿Me acompañas a la escuela? Es a las nueve. Gabi está haciendo mucho por nosotros y ahora sigue durmiendo, no quiero que se despierte aposta para llevarme al colegio. Me dijo que los martes no trabajaba, pues era el único día libre que tenía en la semana, porque los findes también trabaja –asentí, comprendiendo toda la información.– Jacob dijo que también me acompañaría, casi me mata por despertarle –rió bajito– pero no lo hace porque sabe que sin mí no podría vivir.
—Ninguno podría vivir sin ti, Noh –contesté susurrando con una sonrisa.
—Eso ya lo sé yo –dijo con cierto orgullo y comenzamos a reír.–Bueno, ¿Qué? ¿Te vienes con nosotros?

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Nueva vida
RomanceAdmito que nunca quise vivir en Nueva York, que yo amaba California, que jamás quise estar allí, pero ahora que sé quién está en esta ciudad... No quiero irme jamás. Porque él me ha sacado de algo que nadie en todo este tiempo ha podido. 𝖈 𝖍 𝖆 𝖔...