CINCO AÑOS DESPUÉS
Valentín estacionó el auto en la puerta del colegio. Se sacó el celular del bolsillo, marcó el número y se lo llevó a la oreja.
Pitido. Pitido. Pitido. Pitido. Nada.
Suspiró sintiéndose completamente molesto con la situación. De nuevo era su culpa, siempre lo era. Si un plato se rompía, el único señalado era él.
Se desabrochó el cinturón y bajó del vehículo con mala cara. La paciencia se le estaba agotando, sabía muy bien que Cielo le ocultaba cosas, y aunque solía hacerse el tonto para no hacerle más mal de lo que ya estaba, a veces simplemente esperaba ser comprendido él también.
¿Fueron años duros?, sí. Y sí, también fue y es ella la más afectada, pero eso no significaba que siempre podía tratarlo como si no valiera nada ahí. Era su pareja, su novio, su compañero, el padre de su hijo.
Mucho había sucedido en aquel lapso de tiempo que para ellos parecía una eternidad. Aprender a madurar rápido y tener que criar un niño siendo tan jóvenes no fue una tarea fácil para ninguno, pero en definitiva no había sido lo más grave. Valentín pudo amoldarse bien a aquello, le costó mucho poder afrontar que su futuro sería completamente distinto desde que recibió la noticia, mas cualquier pensamiento egoísta que atacaba su cabeza antes desapareció en el momento en el que vio a su hijo nacer.
Su hijo. Una figura idéntica a él pero en tamaño diminuto. A veces se sentaba en el sillón con el único fin de observarlo jugar, incluso después del tiempo transcurrido, solía pensar que todavía no se había acostumbrado a tener a un pequeño humano creado por una parte de él corriendo por su casa.
"¿Qué onda, campeón?" Se agachó a la altura del infante en cuánto estuvo dentro del instituto. Le acarició la cabeza y dejó su mano apoyada en su frente para poder sentirle la temperatura. "¿Qué pasó?, ¿Te me enfermás justo vos que siempre me decís que podés contra todo?"
"Quiero ir a casa." Murmuró el niño con timidez, tirándose a los brazos de su papá y escondiendo su rostro para evitar que el resto de las personas que estaban ahí lo miraran.
"Bueno, firmo el retiro y vamos, ¿Sabés?"
Otto asintió, pero de todos modos se negó a separarse de su padre. Aferró sus manitos al brazo de Valentín y caminó junto a él en todo momento, siempre cubriendo una parte de su cuerpo detrás de las piernas de él.
Una vez que el papeleo estuvo listo, saludó a la gente del establecimiento y salió del mismo con el niño en brazos. Para su suerte, el jardín no estaba tan lejos de su casa, por lo que solo bastaron unos pocos minutos al volante para poder llegar.
Le preocupaba verlo tan decaído, no quiso moverse de la cama ni cuando Valentín dejó al perro subirse a su lado, y eso que a Otto le encantaba jugar con Balto en la cama.
"¿Mamá?" Lo escuchó preguntar mientras le acomodaba los acolchados para que no estuviera tan abrigado.
"En un rato viene..." O eso quería creer.
Su Cielo... No había podido ser la misma Cielo desde que todo se le vino abajo. Otto había sido llevado a cabo como un embarazo riesgoso, una muy mala endometriosis fue descubierta bastante tarde cuando la gestación ya había avanzado, dentro de eso se encontraba el peligro de que el parto no resultara bien. Casi que así fue, de hecho.
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Nubes • 𝒘𝒐𝒔
Teen FictionEl cielo es muy revoltoso la mayoría del tiempo. Dicen que cuando está felíz sonríe mostrando una luz brillante, que cuando está triste llora gotas dulces que parecen perlas, que a veces está entre los dos y nunca sabes cuando va a explotar. Pero cu...