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"Me gusta esa de ahí."
"Yo prefiero la de al lado de la luna."
"Sí, también. Pero la que yo te dije brilla un poco más, es lindo que brille tanto."
"Es lo más homosexual que dijiste desde que te conozco."
Valentín carcajeó inevitablemente apretando los ojos con fuerza, contagiando a Cielo con aquella risa tan rara que la hacía estallar cada vez que la oía.
Se acercó a ella sin apagar la risa y la abrazó por la cintura descansando la cabeza en su pecho. Como de costumbre, la chica llevó sus dedos al pelo del castaño y los enredó entre los mechones de éste que se despeinaba hacia a todos lados.
Ambos mantenían la vista fija en el techo del cuarto de Valentín, embobados con las calcomanías fluorescentes de constelaciones que Cielo le había obsequiado. Estuvieron cerca de una hora y media intentando llegar al techo para pegarlas sin salir heridos en el intento, incluso él la había subido a sus hombros para poder lograrlo.
Estrellas de todos los tamaños y formas, diferentes lunas, planetas, galaxias, un sol y una gran luna redonda brillaban con la poca luz que debía haber. Por alguna razón, a pesar de que el muchacho solía negar cada vez que su novia le mencionaba acerca de la idea, esta vez había cedido entretenido y sin ninguna duda, y era porque la veía tan emocionada y contenta con poder decorar el lugar que ni siquiera pudo volver a decirle que no.
"Yo siento que mi mamá es una estrella." Murmuró ella. "Creo mucho en eso de que de cuando la gente que querés se va, en realidad sigue ahí. Te acompaña."
"¿La extrañás mucho?"
"Muchísimo..." Se acomodó en la cama para que los dos pudieran mirarse mejor y clavó la vista en una estrella en específico. "Me da miedo pensar en que en algún momento se van a ir todos. Yo no quiero que nadie se vaya antes de mí."
Valentín arrugó la nariz un tanto dolido. Nada le gustaba menos que hablar de temas tan sensibles como lo era aquel, y se sentía molesto de que ella estuviera pensando en algo como eso.
"¿Podemos hablar de otra cosa?" Pidió tranquilo, intentando sonar lo más paciente posible para no dejar ver su lado angustioso.
"Mhm, lo que quieras."
"Estuve pensando en lo que me dijiste la otra vez..." Levantó el mentón unos pocos centímetros para poder mirarla. "Eso de... vivir juntos." Cielo alzó las cejas y sonrió chiquitito. No esperaba que recordara eso, en especial porque no había soltado ni una palabra después de que se lo dijo. "Al principio me pareció medio una locura porque la verdad no le veo mucho futuro a mi vida, no hay mucho que yo te pueda dar. Pero pensé en que capaz puedo conseguir trabajo y ahorrar. Los dos podemos ahorrar."
La chica sonrió ligeramente. Le daba una ternura infinita el hecho de saber que él estaba tan dispuesto a lo que fuera con tal de estar a su lado.
"Está bien, Valen. No te hagas la cabeza con eso, yo entiendo que no estamos preparados todavía." Lo tranquilizó acariciándole la espalda.
"No. Yo sí estoy preparado." Aseguró. "La paso mejor con vos que con mi familia, y estar todos los días juntos me hizo agarrarme la costumbre de que estés conmigo todo el día. Cielo, no me siento bien cuando te vas, siento que me falta algo." Se apoyó de nuevo en el pecho de su novia y acercó la nariz unos pocos centímetros al escote de su remera para olfatear su perfume. "Es como que armamos nuestra propia convivencia, y a mí me gusta eso. Me siento cómodo." Cerró los ojos y se relajó cuando ella le rascó la nuca.
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Nubes • 𝒘𝒐𝒔
Roman pour AdolescentsEl cielo es muy revoltoso la mayoría del tiempo. Dicen que cuando está felíz sonríe mostrando una luz brillante, que cuando está triste llora gotas dulces que parecen perlas, que a veces está entre los dos y nunca sabes cuando va a explotar. Pero cu...