"No te puedo entender, Valentín." Los ojos acusadores de Maia se posaban sobre el chico que yacía erguido en el borde de su cama. "Te doy todo, plata, educación, te pago un colegio caro por el que tengo que romperme la espalda, y lo único que sabés hacer es traer líos a casa."
Valentín bufó tirando de las puntas de su pelo, todavía no se había curado las heridas y se sentía demasiado adolorido como para escuchar sermones largos.
"Nunca te pedí que me pagues nada."
"¡No me contestes!" Reprochó apuntándole con el dedo. "Suficiente tuve hoy como para también tener que soportarte quejándote de cosas que vos causás." Suspiró hondo pasándose las manos por su pelo grisáceo, con una frustración que resaltaba notablemente en su cara. "Cuando se entere tu papá... no quiero ni hablar."
"¿Me vas a curar de una vez o vas a seguir ahí parada gritando hasta que me desangre?" Refunfuñó él, cansado de estar escuchando sus retos desde que cruzaron las puertas del colegio.
Maia negó con la cabeza y agarró bruscamente el botiquín que había dejado sobre el mueble. Caminó hasta su hijo y se agachó a la altura de su cuerpo sin dejar de bufar.
"Es lo que debería hacer." Manifestó. "Yo no te enseñé a que vayas repartiéndote trompadas con la gente porque sí, te crié para que seas respetuoso y-"
"Lo hice exactamente porque soy respetuoso." Valentín poseía una notable irritación por los repetidos retos de su madre, y su tono de voz grueso no pasaba desapercibido de ninguna manera para nadie. "Lo hice por Cielo, porque la respeto." Confesó, causando que la mujer hiciera a un lado lo que yacía en sus manos y pusiera su total atención en él.
"¿Qué tiene que ver Cielo?"
"Tema nuestro."
"Desde ya te aviso que si hizo que termines así por su culpa, no la quiero ver más acá, ni tampoco quiero que la sigas viendo." Sentenció amenazante, lo que hizo que el ojiazul ponga su postura recta de golpe al escucharla decir tal cosa. "Es muy buena chica, eso lo sé, pero perdés la cabeza y te influenciás muy mal cada vez que estás con ella."
El enojó lo envolvió al instante, su mamá era la última persona de la cual esperaba que saliera algo como eso. Y estaba tan equivocada, porque Cielo podía serlo todo para él, mas no una influencia para mal.
Ambos tenían sus problemas, pero no era ella la que le decía que tenía que comportarse como un tonto violento, al contrario, siempre le había advertido sobre aquellas actitudes que él mismo decidía sacar a la luz. Ella había tratado de detenerlo, de hacerlo cambiar de opinión, y había sido él el idiota que quiso actuar de tal manera bajo su propia responsabilidad.
"¿Qué mierda decís?" Se molestó poniéndose de pie en un arrebato. "Cielo no tiene la culpa de nada, al pelotudo aquél lo reventé porque yo quise y punto. Así que ni se te ocurra volver a decir que fue su culpa o que lo provocó, porque ella no me lo pidió." Espetó ofendido, cojeando un poco a medida que daba unos pasos hasta la silla de su escritorio.
"Dijiste que lo que hiciste por ella." Se levantó Maia también, sintiéndose molesta por la forma en la que él le estaba hablando.
"Sí, por ella, no a causa de ella." Resopló a la vez que negaba. Su vista se quedó puesta en la ventana, recordando la primera vez que había llevado a Cielo a casa y lo angelical que le pareció cuando el reflejo de la luz iluminó el costado de su rostro. "Qué falsa que sos..." Masculló entre dientes, sin embargo, no lo había dicho lo suficientemente bajo como para que la mujer no lograra oírlo.
"¡¿Cómo me dijiste?!"
"Falsa." Repitió sin titubear. "Cuando Cielo está acá, la abrazás, la tratás bien, le das besos y hacés que te quiera. Ahora ni siquiera te importa querer saber qué pasó, solamente le echás la culpa porque sí, porque a vos de repente se te canta pensar que me manipula o alguna pelotudez como esa. Bastante tuvo que tener hoy como para que ahora vos también te le pongas en contra y la quieras hacer sentir mal por mí."
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Nubes • 𝒘𝒐𝒔
Teen FictionEl cielo es muy revoltoso la mayoría del tiempo. Dicen que cuando está felíz sonríe mostrando una luz brillante, que cuando está triste llora gotas dulces que parecen perlas, que a veces está entre los dos y nunca sabes cuando va a explotar. Pero cu...