Casuality or destiny?

Capítulo 3

Paula abrió los ojos lentamente y la luz del sol la dejo ciega. Las cortinas se habían quedado abiertas y Ian estaba boca arriba y con el brazo enlazado a la cintura de Paula y una pierna sobre la de ella. Qué bien se siente despertarse así, piensa Paula. Se escabulle con cuidado para no despertarlo. Mira la habitación, es bonita. Anoche no me dio tiempo de admirarla... Recoge su tanga y se la coloca, agarra la camisa de Ian y se la coloca, abrocha los tres primeros botones, ya que por la urgencia de anoche los demás no se encuentran. Sale del dormitorio y se pasea la suite hasta encontrar el baño. Se mira en el espejo y se quita el delineador que se expandió con una toalla. Luego hace pis y sigue recorriendo la habitación.

Ian tiene el brazo estirado en el lado de Paula, lo toca y no la siente. Abre los ojos lentamente y voltea la cabeza para buscarla. Paula se asoma por la puerta con las manos debajo de las mangas de la camiseta. Ian la mira y le sonríe.

̶  ¡Hola!  ̶ Le sonríe Paula y se lanza en la cama a su lado

̶ Pensé que te habías ido.  ̶  pasa su mano por el abdomen descubierto de Paula

̶ No tengo ninguna cita que yo recuerde.  ̶ hace una mueca pensativa y luego se acerca a Ian, lo coge por las mejillas y lo besa, un beso suave, lento y sin querer con amor

Ian sonríe amortiguando la sonrisa y aparta el cabello de Paula de sus senos que están tapados por su camisa.

̶ ¿Y esa sonrisa?  ̶ Le pregunta Paula curiosa y a la vez picara

̶ ¿Qué sonrisa?  ̶ sigue sin mirarla a la cara y al final la mira, una mirada profunda e incluso un poco intensa

̶ Esa sonrisa.

Paula miro sus iris y esa mañana eran más azul grisáceo, que azul intenso.

̶ Estoy feliz.  ̶ rodea los ojos y sonríe

La toma de la cintura y la besa. Paula sonríe y deposita muchos besos en el rostro de Ian y eso le produce una hermosa sonrisa a este.

̶ Yo aquí intentando no enamorarme de vos y me salís con esa sonrisa, esa mirada y pues, así ya no juego.  ̶ Le confiesa Paula en un tono gracioso

Ian sonríe esta vez pícaro y se lanza encima de ella y la besa por todos lados y poco a poco le quita la camisa. La besa suavemente en los labios y luego baja por su cuello, después por sus senos, sigue bajando por su abdomen hasta llegar a la tanga. Paula le sonríe y se voltea, esta vez Ian quedo debajo de ella, y ella repitió el mismo procedimiento de Ian, en cambio que este no tenía puesta su ropa interior. Le sonríe maliciosa. Ian se voltio y tomo el mando de nuevo, le bajo la tanga y se introdujo rápidamente en ella. Se adentró más haciendo gemir a Paula. Es exquisita, muy exquisita.

̶ Tenerte así Paula, es gloria.  ̶  le susurró al oído mientras se adentra un poco más. Varias embestidas hasta llegar al clímax

Luego se recostó a su lado y la atrajo a él, le beso la frente y le acaricio el brazo. Ian le alcanzo la tanga y esta se la coloco.

̶ Sí quieres más sexo, solo pídelo cariño.  ̶ Le responde Ian

Paula levanto la mirada y le dio un suave golpe en el torso. Ian se quejó y hasta exagero y Paula rio coqueto, Ian la lleno de besos en el cuello, eso hizo que Paula se riera más.

̶ ¡Pará!  ̶ Le pidió Paula y Ian se detuvo. Luego sus miradas se cruzaron nuevamente

̶ Hoy tienes los ojos más claros.   ̶ le dijo mientras le acariciaba la mejilla

̶ Gracias...

¿Cómo puede descolocarme con solo decir el color de mis ojos? Se preguntó Paula. Durante la noche, cuando se había embarcado en la aventura, no pensó que podría llegar a sentirse como se estaba sintiendo. Pero ¿qué era lo que sentía? Aunque era inevitable hacerlo, no quería reflexionar demasiado. Probó a reprenderse en silencio para convencerse de que lo que había tenido sólo había sido una noche de magnífico sexo. No tejas en tu cabeza otras emociones inconcebibles, se dijo así misma. Paula no sabía muy bien qué decir y, de repente, se sintió insegura y tuvo que apartar sus ojos de él y fijar la vista en el techo. No estoy acostumbrada a despertarme en la cama con un desconocido y, menos aún, con un desconocido que me ha vuelto loca. No debes sentirte así, debes disfrutar del hoy y del ahora y poner tu mente en blanco, se amonesto ella misma, pero Ian no se lo ponía fácil. Depositó un beso en su hombro y manipuló su cuerpo con habilidad para colocarla frente a él. A ella le encantó volver a sentir sus manos sobre su piel desnuda. La mantuvo agarrada de la cintura y le regaló una dulce sonrisa que le llegó al corazón. Cuanto daría por saber en qué piensa esa cabecita Paula... quisiera decirte todo lo que fue esta noche para mí, incluso ha sido la mejor noche de mi vida, jamás la olvidare, como jamás olvidare, tu piel, tu olor, tu cara, tu sonrisa, tu cuerpo, tus hermosos ojos cafés claros... ¿Por qué siento que ya nada es igual? Es como si todas las mujeres con quien me he acostado se hubieran borrado de la lista y solo este ella, con esa sonrisa pícara y maliciosa, con sus comentarios inteligentes... Esto es una completa locura, pero me encanta esta locura y no quisiera que se acabara, pensó Ian. Volvió acariciar su brazo y sin querer rozo la herida del accidente.