"¿Ahora qué le pasa?" la voz de Stephen se escuchó curiosa, apuntando hacia el chico que en el campo de fútbol se encontraba arrastrando una gigantesca llanta negra atada a su torso.
"Fue castigado por no poner empeño hoy" Lucas, el corredor del equipo, le contestó sin apartar la mirada de su mariscal.
Louis tenía en su rostro una expresión de esfuerzo dolorosa, con el sudor perlándole la piel, junto a su cabello y ropa, que consistía en su jersey sin la armadura ni almohadillas, pero con los pantalones oscuros todavía con ellas, todo pegándose a su cuerpo.
También estaba sucio, con tierra en sus rodillas, pecho y brazos antelas caídas que había tenido durante las últimas rondas. El entrenador le había puesto a recorrer de ida y vuelta todo el campo de ciento veinte yardas, que aproximadamente eran ciento nueve, punto setenta y tres metros de largo, con ciento sesenta pies de ancho.
Y en la última hora había hecho, quizás, más de veinte recorridos de lado a lado por todo el largo. Lucas se había quedado todo ese tiempo para esperar por él, incluso cuando toda la universidad ya estaba casi vacía, él permaneció sentado en las bancas, vestido de civil y su atención en el móvil. Al menos hasta que Stephen llegó donde ellos.
"Estuvo distraído y torpe, así que el entrenador lo puso a dar vueltas" explicó brevemente, luego cruzándose brazos y apoyando su cabeza cansado en el hombro del mayor a su lado. "Me pareció extraño, Lou siempre está atento y al cien en los entrenamientos.
Stephen asintió, frunciendo las cejas confundido, mirando al castaño desplomarse de rodillas sobre el pasto sintético que cubría el campo deportivo.
Louis se apoyó también con sus palmas, tomando largas bocanadas de aire, luego sentándose sobre sus piernas unos segundos antes de levantarse con dificultad.
Desde donde ambos estaban podían ver el temblor de sus piernas por el agotamiento de todo el esfuerzo físico que había estado haciendo, pero pese a verse agotado siguió arrastrando aquel enorme neumático que debía pesar, quizás, ciento veinte y tres kilos. El objetivo del arrastre de llanta era claro, funcionaba para cardio y resistencia, pero en ese momento era un castigo.
Cuando Louis volvió a desplomarse, esa vez no se levantó. En su lugar se quedó acostado boca abajo en el césped, tratando de regular respiración. Lucas fue el primero en levantarse para trotar hacia él con una botella de agua fría que había estado guardando en una nevera portátil, dejándola en el suelo para ayudarle a quitarse las duras cuerdas que lo mantenían atado al neumático.
El capitán gimió adolorido cuando Lucas lo sostuvo de los hombros para ayudarle a levantarse, usando su propio pecho para mantenerle recargado, en lo que Louis prácticamente arrasaba con la botella de agua hasta dejarla aplastada.
"¿Qué sucede contigo, hombre? Nunca te habían puesto un castigo desde que te conozco" Stephen llegó junto a ellos, mirando al capitán apoyarse en Lucas a causa del cansancio.
Al no poder hablar correctamente, decidió negar con la cabeza y sus manos, luego haciendo un ademán de querer levantarse, lo cual ambos ayudaron al dar sus hombros.
Las piernas del ojiazul seguían cansadas, por lo que podrían parecer gelatina al tratar de caminar al ritmo de ambos chicos, hasta llegar a las duchas, donde lo sentaron en las pequeñas bancas y ahí pudo sostenerse él mismo.
Se veía jodido, todo lleno de transpiración y suciedad de tierra, los ojos cerrados y su pecho moviéndose agitado, incluso pequeñas gotas de sudor caían de sus cabellos castaños, sin preocuparse mucho por ello.
Louis no les iba a decir la razón del porqué había estado tan ausente durante el entrenamiento, porque en realidad era vergonzoso.
Es decir, ellos sabían perfectamente sobre sus gustos sexuales, pero seguía habiendo cierto bochorno al querer hablar acerca de su vida sexual como tal, y contarles que había estado rememorando lo sucedido hace casi dos semanas en aquel bar-hotel con el pececito de piscina no estaba en sus planes.
Al comienzo no le había dado tanta importancia, porque no recordaba mucho, había tenido muchas lagunas mentales donde todo era confuso, pero con el paso de los días cada acontecimiento cayó como cascada.
Gemidos, gruñidos roncos, chapoteo obsceno, chasquidos de nalgadas, rasguños, manos grandes, succiones y besos fogosos, con el plus de lo que más había estado ocupando su mente: un pene muy bien proporcionado jodiéndolo deliciosamente.
Desde el primer momento en que todo eso regresó a su memoria no podía evitar repetirlo un sinfín de veces, como un disco rayado, y por supuesto, tampoco podía evitar excitarse.
¿Cuántas veces se había masturbado ya con ese recuerdo? No lo sabía, tampoco quería averiguarlo, solo quería dejar de pensar en eso pronto antes de meterse en más problemas con el entrenador. O aún peor, que lo deje en la banca por su ensimismamiento.
"Supongo que es el estrés..." murmuró en un tono monótono, con sus ojos fijos en el metal de los largos y delgados casilleros.
Ambos chicos frente a él compartieron miradas, ninguno le creía, pero a Louis no podía importarle menos.
"¿Seguro que es-?"
"Iré a ducharme" interrumpió, sin querer dar explicaciones reales. Así que con dificultad se levantó, sus piernas temblando un poco y sus manos afirmándose de los casilleros, donde abrió el suyo con torpeza para lograr sacar una toalla limpia y ropa de cambio.
Joder, su cuerpo se sentía molido a pesar de que debería estar ya acostumbrado, pero de todos modos se sentía como si un camión de dieciséis ruedas hubiese pasado sobre él dos veces.
Agua fría, eso necesitaba en esos momentos.
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𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴
FanfictionHarry Styles, miembro del equipo de natación de la UNDS, es un chico sin etiquetas que gusta de cualquier persona sin importar el género. Todavía no se atreve a salir del clóset por temor a la opinión de sus conservadores padres, pero no es su únic...