【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼.】

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Las calles del centro de la ciudad eran iluminadas por la calidez de los altos póster negros de luz que seguían el estilo tradicional de aquellos días en que se usaban velas.

La noche se ceñía sobre ellos, no podían verse todas las estrellas pero habían un par de puntitos brillantes esparcidos por el amplio lienzo oscuro, la suave ventisca los mantenía frescos y el ruido estaba en todos lados; autos, voces, pasos, ladridos, música.

Louis veía cada esquina que podía, interesado en todo lo que sucedía a su alrededor, desde los vendedores de accesorios caseros que descansaban sobre el suelo hasta los enormes locales con letreros grandes.

Harry iba a su lado, con las manos en los bolsillos de su chaqueta marrón que él mismo había adornado en la espalda, sonriendo por lo feliz que se veía explorando su ciudad natal.

Los ojos le tintineaban, su boca se abría impresionado por algo en especial, sus risitas escapándose de su garganta y la emoción viva en su rostro.

Louis parecía estar encantándole pasear con su familia, porque incluso se había puesto a platicar con su tía durante gran parte del camino, llevando a alguno de sus primitos sobre su espalda y riéndose por los chistes sosos que Abraham sacaba bajo las mangas. ¿Era muy pronto para decir que todo estaba saliendo de maravilla?

"¡Oh, bailarines callejeros!", de pronto Louis se había adelantado al resto para trotar hacia la pequeña multitud alrededor de lo que parecían ser bailarines callejeros, la música alta se escuchaba desde donde ellos estaban, alguna canción de pop con ritmos fuertes y pegadizos.

Harry fue el único que le siguió, porque su madre junto a su tía y Abraham decidieron seguir caminando, mientras su padre se quedaba observando adornos junto a Stephen en un puesto pequeño.

Así que como pudo se hizo paso entre las personas hasta llegar al frente y encontrarse con su novio aplaudiendo alegre al igual que todas esas personas reunidas que veían a un par de chicos en medio; había una bocina Bluetooth mediana junto a un recipiente hondo lleno de monedas y billetes que debieron haberles dejado a lo largo del día.

La gente chiflaba y animaba, alabando lo buenos que ambos jóvenes eran moviéndose en la pista improvisada.

"¿Alguien del público quisiera unirse con nosotros?", uno de ellos habló, dando vueltas para mirar a todos. Muchos negaron, otros se fueron y el resto animó a que alguien fuera lo suficientemente valiente como para unirse.

"Deberías intentarlo", le dijo Harry, teniendo que inclinarse sobre él para poder susurrar en su oído debido al escándalo de las personas. Louis lo miró como si se hubiese vuelto loco, negando con la cabeza, riéndose. "¿Por qué no? Dijiste que amabas el baile".

"Sí, cuando nadie me ve".

"Anda, solo deberías ir y divertirte", le sacudió con suavidad, ganándose un chasquido de lengua. "¡Está podría ser tu oportunidad de oro!"

Louis se lo pensó, haciendo muecas con los labios, pero al final terminó asintiendo. "¡Está bien! Pero me comprarás algo como recompensa".

"Todo lo que quieras".

Le dio una palmadita en el trasero para alentarlo a caminar al centro después de que alzara la mano y los dos chicos le dieran el pase.

Louis habló un instante corto con ellos, solo podía verlos mover los labios y las manos, asintiendo o negando, antes de que se posicionaran en lo que parecía ser la intro de alguna canción.

Y, al parecer, no se equivocó, porque tan pronto como la música fue puesta, los tres empezaron a moverse y seguir la coreografía de una canción de un grupo de chicas. La gente vitoreó y Harry se unió a ellos, usando sus dedos para chiflarle.

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora