【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲.】

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"¿No es ese Niall? ¿Qué hace con los de fútbol?"

Harry giró la cabeza para buscar a su mejor amigo entre toda la gente en el local de comida, encontrándolo sentado en una mesa alejada, efectivamente, con dos chicos de fútbol.

Y no cualquier chicos, Louis Tomlinson y Lucas Clayton, mariscal y corredor principal respectivamente. Se veía ridículamente alegre, riéndose y bebiendo con ellos, totalmente a gusto a su alrededor, como si no fuera la primera vez.

En realidad parecían muy cercanos, como muy buenos amigos que solo habían salido una noche a tomar y reírse a carcajadas en un local cerca de la universidad, después de un largo y arduo día entrenando.

No pudo evitar fruncir las cejas, teniendo una sensación pesada en el pecho ante la vista, como si estuviera celoso, pues su supuesto mejor amigo le había dicho que estaría en casa cenando con sus padres porque los extrañaba y que por ello no podría acompañar al equipo a comer fuera del campus, pero estaba justo ahí con ellos.

¿Podría considerarse traición? No le importaría si Niall hubiese sido honesto, pero la mentira se sintió como un camión pasándole encima dos veces.

De verdad, una de las cosas que más detestaba eran las mentiras evasivas. El rubio no mintió sobre tener otros compromisos, pero le hubiera gustado saber que lo iba a dejar plantado por otros amigos con quienes hizo ya planes. ¿Era mucho pedir?

El local tenía dos pisos, la parte de abajo tenía el salón más grande, mientras el de arriba era donde entrabas. Las paredes eran amarillas con detalles rojo ladrillo, cortinas cortas de color blanco y escalones de madera oscura que crujían bajo el andar de las personas.

La iluminación era anaranjada, dándole un aspecto cálido y caluroso. Todo era un completo caos, había gritos gruesos, risas a carcajadas y el constante tintineo de vidrio chocando entre sí al hacer brindis junto al siseo de la carne asándose en las mesas, con la música de alguna banda de kpop escuchándose de fondo a todo volumen.

El local estaba repleto de un montón de hombres mayores, oficinistas en su mayoría, con apenas una mujer a la vista, todos ya ebrios. Todo el mundo ahí dentro en sus propios asuntos.

Harry podría adivinar que los de fútbol habían ido hacía ya un buen rato, a juzgar por la manera en que Louis actuaba; no parecía estar muy tomado, en realidad lucía lo suficientemente sobrio pero molesto como para parecer estar fuera de sus canales a causa del alcohol. Claro, las dos jarras pequeñas con restos de alcohol también lo delataban.

Tenían en su mesa platos vacíos con sobras de comida, una cubeta pequeña de aluminio llena de hielo ya derritiéndose y un montón de vasos de vidrio esparcidos, también una botella de alcohol de arroz. La cara de los tres estaba roja y un poco sudada por el calor del lugar, la ropa desaliñada también.

Para cuando se dio cuenta que se quedó con la vista fija en ellos, sus compañeros ya habían caminado hasta encontrar una mesa vacía en la planta de abajo. Por lo que siguió a su equipo por las escaleras, llegando a la mesa alargada algo alejada de los otros, aunque no demasiado, y con curiosidad siguió observándolos mientras sus amigos pedían la cena sin prestar demasiada atención.

No podía apartar los ojos de Louis, pensando que el mariscal se veía gracioso; con la cara roja, el cabello castaño alborotado, la ropa desarreglada probablemente por moverse sin parar y el sudor por casi todas partes. Pero incluso aunque podría ser una escena bastante graciosa y lamentable, a Harry le pareció lindo también.

Muy lindo. Louis ya era lindo por naturaleza, siempre lo supo, pero en ese momento a pesar de su desastrosa apariencia, para el ojiverde se veía precioso. Quizás era el hecho de que estaba totalmente al natural y con la guardia baja.

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora