【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲.】

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«El celular seguía sonando en el mueble a un lado de la cama de Louis, pero Harry estaba mucho más enfocado en besar la boca del mayor con profundidad como para preocuparse en contestar.

"Deberías atender", Louis le repitió en un susurro, en medio de gemidos suaves y las cejas fruncidas del placer, "... podría... podría ser importante".

"Tú eres importante ahora", le respondió del mismo modo, apretando la piel expuesta de sus caderas para alentar a que siguiera moviéndose encima de él, Louis gimió cuando tuvo la enorme mano de Harry envolviendo su miembro sensible, acariciando suave.

Gruñó cuando el mayor volvió a besarlo con fuerza, apasionado, enredando los delicados dedos en sus cabellos largos y apretando, abriendo la boca después porque Harry había tocado un punto sensible en medio de sus embestidas lentas.

Estaba extasiado, porque apenas era temprano por la noche cuando ya había tenido dos de los mejores orgasmos de su vida pero incluso así se sentía suficientemente necesitado como para no parar, pidiéndole al menor que siguiera mimándolo de esa forma tan suya.

Amaba la manera en que sus manos se aferraban a su cintura y lo mantenían firme contra él, alentándolo a continuar al girar sus caderas, a subir y bajar para tomarlo todo, amando la forma en que se sentía tan lleno de él, en cómo era fácil para Harry alcanzar partes sensibles que lograban hacerlo delirar y rogar por más en medio de susurros agitados.

Se derretía en él, sintiéndose vulnerable y mucho más pequeño de lo que era porque la forma tan intensa que los ojos del rizado lo miraban podían bajarle todas las defensas y lo hacían temblar. Se sentía deseado, se sentía bonito y sobre todo, se sentía amado.

Tan amado que en medio de las embestidas que habían aumentado el ritmo se aferró a la nuca de Harry con una mano, mientras la otra apretaba la muñeca de la mano que seguía masturbándolo, solo dejando su boca abierta para dejar salir lloriqueos sin aliento, su cabello agitándose por el movimiento.

Pegó su frente con la ajena, arqueando un poco la espalda, gruñendo porque ese conocido calor comenzó a instalarse en su vientre de nuevo y sus piernas se sintieron débiles.

Tan débiles como para seguir saltando, como para seguir montando a Harry.

Así que al final solo lo dejaba ser, solo permitía que el ojiverde dominara su cuerpo con facilidad, hasta que su cintura fue apresada en un apretado abrazo y tuvo a su novio enterrando la nariz en su cuello, jadeando porque no tardó mucho en venirse en el condón.

Odiaba que esa barrera delgada no lo dejara disfrutar de la corrida que estaría escurriéndose entre sus muslos internos si no fuera por ella.

Pero no importaba, ya que al final terminaría olvidando todo el odio momentáneo hacia la protección porque con tan solo escuchar la maldición ronca y jodidamente profunda de la voz de Harry cargada de erotismo podía hacerlo correrse segundos después.

Apretando alrededor del rizado, haciéndolo jadear por sentirse todavía más encerrado. Sintiendo los largos dedos seguir masajeando la piel blandita de sus muslos, acariciar hacia arriba con tal de sostenerlo de las nalgas, alejando la cabeza de su cuello y mirar sus ojos.

Harry se veía satisfecho, sonriéndole de esa forma tan bonita que Louis no pudo controlar su boca al dejar escapar: "Te amo", en un murmuro tan bajito que, si no fuera porque estaban así de cerca, probablemente ninguno de los dos, ni siquiera el propio ojiazul, pudiera escucharlo.

Fue la primera vez que lo decía.

Tomó a Harry totalmente desprevenido, vulnerable, tanto que la sonrisa que le había dado hace un segundo se borró de los rectos labios. Pero Louis no se preocupó por ese cambio, sabía que lo había sorprendido tanto porque él mismo también se sorprendió.

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora