【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗼𝗰𝗲.】

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Después de que tuviera el permiso, lo siguiente que pasó fue que Harry se deshizo de la camiseta de Louis de un fácil tirón, lanzándola hacia alguna parte de la habitación.

Louis lo sujetó de los hombros y lo obligó a girarse, colocándose encima mientras devoraba su boca y bajaba el pantalón ajeno con dedos torpes, agradeciendo que estuviera usando un pantalón deportivo fácil de quitar, mordiendo el labio de Harry cuando pudo meter la mano en su ropa interior, acariciándolo.

Se sentía caliente en su palma, flácido, pero poco a poco lo sintió endurecer al acariciarlo de arriba a abajo, escuchando un gruñido sobre sus labios.

Harry colocó sus grandes manos en las caderas de Louis, sosteniéndolo con firmeza, pegándolo todo lo posible a él, deslizó un par de dedos por la orilla de sus shorts y luego los bajó con todo y ropa interior de un tirón, obligándolo a alzarse para quitárselos.

Louis sonrió al estar completamente desnudo, sin inmutarse al leve frío que había en la habitación, pronto se pondría caliente. Le bajó por completo los pantalones también para poder sentarse encima de la erección que se mostraba orgullosa y libre frente a él, gimió con la boca cerrada, sintiéndolo húmedo entre sus nalgas.

Era venosa, más larga que gruesa, un color oscuro en su cabeza y sin ningún rastro de vello púbico; sabía que debía depilarse por la natación.

Harry siguió besándole el cuello mientras alentaba a su cuerpo a moverse en un lento vaivén, sintiéndolo balancearse sobre él, restregándose en su miembro con verdaderas ganas.

Dirigió uno de los largos dedos hacia la intimidad entre sus nalgas, tanteando en seco, solo presionando un poco sin la intención de meterlo, porque sabía que dolería como el infierno si lo hacía.

"En el cajón hay lubricante", Louis susurró sobre su boca, apenas dejándole estirarse para buscar dicho objeto, sin dejar de moverse ni besarle la mandíbula. "No seas gentil, ¿uhm? Me gusta rudo".

"Tus deseos son mis órdenes".

Louis se alejó solo para abrir la boca soltando un gemido ahogado por la sensación fría y aceitosa del lubricante de los dedos que se encargaron de esparcirlo por todo su respingado trasero, deslizándolo hacia su intimidad después.

Se aferró a los anchos hombros, enterrando las uñas sin querer cuando por fin sintió un dedo romper la primera pared de sus anillos, siseando por el ligero escozor. No fue demasiado doloroso, porque el rizado había puesto una extravagante cantidad de lubricante, tanta que podía sentir el líquido deslizándose por sus muslos internos de una manera vulgar.

Pero no se quejó, de hecho le pareció condenadamente caliente oír el obsceno chapoteo húmedo de los dedos que entraban y salían rápido, abriéndose y cerrándose, girando y presionando, cepillando su próstata con crueldad. Lo único que podía hacer era retorcerse y contraer el estómago, gemir y rasguñar su cuello.

Dejaría marcas visibles.

Harry lo volteó para ponerlo bajo él en la cama y Louis con gusto atrapó sus caderas con sus piernas, sosteniendo su nuca con ambas manos para atraerlo a otro fogoso beso de lenguas al mismo tiempo en que Harry posicionó su erección contra el lubricado agujero, meciéndose hacia delante para adentrarse lentamente.

Se detuvo cada tanto, dejándole acostumbrarse antes de alejarse y volver a introducirse, hasta que finalmente su vientre bajo tocó la blandita piel de sus mus muslos internos.

Louis respiraba fuerte, los ojos cerrados y la boca entreabierta, tenía las mejillas calientes y rojas, la frente perlada por el sudor, con todo ese sedoso cabello revuelto por la almohada. Harry lo observó meticulosamente, queriendo grabarse esa erótica imagen de memoria. 

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora