【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗲𝘀.】

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El ruido de la puerta hizo eco al ser abierta, la cabellera castaña de Liam se asomó con curiosidad, observando con ojos felinos el lugar hasta detenerse en la inmensa piscina bajo techo, donde el chapoteo del agua retumbaba fuertemente. 

Se adentró junto a otro chico, Zayn, caminando a paso tranquilo para detenerse cerca de la orilla y esperar a que el muchacho que se encontraba nadando decidiera detenerse, observándole acercarse hasta que un par de dedos largos se sostuvieron de la orilla unos segundos antes de salir, salpicando un poco.

Cuando Harry emergió del agua lo primero que vio fueron los zapatos de sus amigos antes de subir la vista hasta sus rostros. Quitándose los visores protectores pasó una mano por su cara deshaciéndose así del exceso de agua, luego teniendo cuidado se cruzó de brazos en la orilla para sostenerse, moviendo los pies desinteresadamente bajo el agua. 

Apartó el gorro de látex de su cabeza y pasó una mano por sus delicados rizos, sentía las gotas todavía recorrer su torso y brazos desnudos mojando parte del piso fuera de la piscina, donde sus amigos se encontraban. Ambos tenían expresiones curiosas, escaneándolo como si pudieran averiguar lo que pasaba por su cabeza en esos momentos.

"¿Qué hora es?"

"Tarde" Liam contestó cruzándose de brazos, su voz haciendo eco por el lugar, "todos ya se han ido. Estuviste dentro mucho tiempo, ¿no piensas salir e irte a casa?"

"Te convertirás en una pasa, rizitos" Zayn se acercó con una pequeña toalla, extendiéndosela cuando Harry se impulsó para salir y así sentarse en la orilla.

La usó para secar su rostro y después la dejó descansar alrededor de su nuca. Era cierto, había estado nadando un buen rato incluso cuando las prácticas terminaron, pero él no podía evitarlo, se sentía frustrado y nadar le ayudaba a relajarse y olvidar los problemas por unos momentos, dejándole sin muchas preocupaciones.

Bajo el agua nada estaba mal, él podía moverse libremente, casi imaginándose estar en el amplio e infinito mar abierto, hasta que los límites de las paredes de la enorme piscina le obligaban a retroceder y regresarlo a la realidad en la que vivía.

No podía dejar de pensar en esa noche, incluso cuando no volvió a toparse con Louis, él seguía recordándolo, estaba fresco en su memoria, como si hubiese pasado solo ayer y no hace casi dos semanas.

En serio, ¿qué estaba pensando cuando aceptó ir con sus amigos a ese bar-hotel y beber hasta embriagarse por completo? Quizá ni siquiera debió de escuchar a ese enano, Edric Sellers, pudo haber tenido una buena idea al sugerir salir a divertirse y relajarse un buen rato, pero él debió poner un alto cuando las cosas comenzaron a salirse de control. 

De hecho, había sido un completo caos, estando tan ebrios ni siquiera les importó que el cielo comenzara a caerse a cantaros de lluvia y con ello se provocara un apagón, solo se dedicaron a seguir con la fiesta a oscuras.

Y él siguió coqueteando con Louis incluso sabiendo que se trataba de él, ni siquiera sabía qué tan borracho estaba el mayor, pero supuso que lo suficiente como para seguirle el hilo de la conversión sugerente hasta una delas habitaciones del lugar y luego follar como si el mundo se terminara después. 

Lo peor de eso? Que perfectamente podía recordarlo, no había ningún borrón en su memoria, estaba ahí como una cinta dañada que se repetía una y otra vez sin parar. O quizás, lo peor es que había sido que en realidad fue la mejor maldita follada que había tenido en toda su vida.

Es decir, había estado con docenas de mujeres tanto como lo había estado con hombres, la diferencia estaba en que cuando tenía una aventura gay siempre tomaba la precaución de no involucrarse con nadie de la universidad deportiva ni alguien cercano que lo conociera, para así mantenerse todavía escondido.

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora