【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲.】

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Las grandes manos se deslizaban por la cintura de Louis hasta llegar a sus caderas donde se detuvieron y se aferraron, el húmedo sonido de los besos lentos escuchándose como un susurro en medio del silencio.

Louis estaba sentado sobre Harry, con una mano apoyada en su hombro izquierdo mientras la otra enredaba los dedos en los largos rizos de su nuca.

"Si me tocas el trasero no me voy a enojar, ¿sabes?", le murmuró en cuanto se alejó, sonriendo divertido por la vacilación de Harry antes de que fuera un chico obediente y colocara ambas manos sobre el trasero del mayor, "Estás tímido hoy, eso es adorable".

"Me pones nervioso... mi corazón late muy rápido".

Para comprobar, Louis apoyó una de sus manos en el pecho del menor, sintiendo los latidos veloces golpear en su palma. Se rió de él sin pensárselo ni un segundo, antes de sostenerle de las mejillas y volver a fundir sus bocas en un largo, lento y húmedo beso.

Después de ducharse, no habían hecho nada más que tener una duradera sesión de besos a solas en la habitación, sobre la cama, solo acariciándose sin propasar la línea, labios que se movían sobre los ajenos con cuidado, saboreándose.

El silencio inundaba las cuatro paredes, pero el ruido del exterior se oía de fondo como un murmureo suave; la voz distorsionada de algún vendedor desde un megáfono muy lejano, el rugir de los motores y los ladridos bajos. Estaba anocheciendo, por lo que la luz empezaba a escasear, pero incluso en la inminente oscuridad ellos no dejaron de sentirse.

Cuando el sol se ocultó por completo, Harry deslizó ambas manos por la curva de la espalda baja de Louis hasta escabullirse en los bolsillos traseros del par de pantalones sueltos, una sonrisa adornó los labios del mayor antes de que desviara sus besos por su mejilla y dibujara un camino imaginario, pasando por su mentón y llegando a su cuello.

Se refugió ahí, sin moverse ni seguir besándolo, abrazándose a su torso y suspirando con gusto a lo cálido que era estar abrazado así con su novio.

Harry tampoco hizo movimiento alguno, en vez de eso solo cerró los ojos y disfrutó de ese momento calmado.

Dicen que cuando estás con la persona correcta los silencios nunca son callados, porque si ponías atención, como Louis al colocar su mano en medio de los pectorales ajenos, podías escuchar el latir de un corazón.

Un golpeteo apaciguado que junto a la respiración relajada podría escucharse como la melodía perfecta para una canción de cuna. El sube y baja de su manzana de Adán al tragar saliva, la danza pacífica de su respiración.

Desde ese ángulo, estando tan cerca, Louis podía notar los mejores detalles; como el largo de sus gruesas pestañas, la aparición de vello facial que se asomaba por su mandíbula y su mentón, algunas marcas de expresión, y partes más lechosas en su tez.

Harry sonreía, porque el castaño estaba tan pegado a su piel que podía sentir la caricia tímida de sus pestañas cada vez que parpadeaba en su cuello.

El suspiro que soltó le pegó directo en la piel, haciéndole cosquillas, los delgados dedos se entretuvieron en jugar con la tela de su camiseta y de pronto tenía a Louis concentrado en la forma redonda del cuello de la prenda oscura.

"¿Crees que a Abraham se le escape algo sobre nosotros?"

La vibración de su voz fue una extraña sensación sobre su mejilla que hizo a Louis sonreír. "No lo sé... no es tan tonto como para que se le escape algo.

"Bueno..."

"Quizás lo sea un poquito... pero confiemos en que no lo hará. Es un gran amigo y un buen hermano, él nos cubrirá por ahora".

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora