【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘁𝗿𝗲𝘀.】

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Más tarde ese mismo día, Louis se preparaba junto a su equipo todavía en los vestidores para el partido al que irían en unos minutos. Acomodaba sus cosas, asegurándose que llevaba todo lo que necesitaba dentro de aquel bolso deportivo.

Todo estaba ahí; toallas pequeñas, ropa de cambio, rodilleras de repuesto, agua. Ya tenía instalado todo, llevaba la armadura bajo el jersey oscuro con su número en blanco, el casco todavía descansando en los alargados bancos junto a su bolso. Se lo pondría una vez el partido comenzara.

"¡El camión está aquí, muchachos! ¡Es hora de irnos!"

El chiflado del silbato hizo eco cuando el entrenador lo sopló apenas entró por las viejas puertas de hierro blanco desgastado, dando palmadas para apresurar a los jugadores; sería un partido de práctica en una de las escuelas secundarias de Londres, nada complicado.

Sería un partido pequeño y nada serio, la secundaria a la que irían estaba ligada a la Universidad, por lo que solo irían para ayudar al equipo de adolescentes a mejorar sus habilidades y estrategias. Era algo que se hacía de en vez de en cuando, ellos mismos habían tenido ese tipo de partidos antes cuando eran unos novatos en el pasado.

Todavía recordaba el primero que tuvo; fue contra el viejo equipo del que ahora formaba parte, en ese tiempo, tenía al menos dieciséis años y estaba temblando como gelatina porque nunca antes habían competido contra verdaderos profesionales.

Fue divertido. No para ellos porque el equipo contrario los aplastó como si fueran mondadientes, pero fue una experiencia inolvidable.

Se levantó colgando el bolso en su hombro y se giró con la intención de salir de los vestidores y seguir a su equipo que ya había abandonado el lugar para dirigirse hacia el camión que los llevaría, pero apenas pudo dar dos pasos lejos de la puerta doble desgastada antes de que una gran mano sujetara su brazo y le hiciera detenerse.

No necesitó ni un solo segundo para saber quién era, incluso podía reconocer ese cálido tacto de los largos dedos con tan solo un simple roce.

Por lo que se giró ya teniendo la sonrisa formándose en su rostro al ver a su novio ahí, con el uniforme de natación puesto y su maleta también. Se amoldaba a su cuerpo, haciéndole parecer mucho más alto y delgado de lo que en realidad era.

"¡Tomlinson!"

"¡Solo un momento, entrenador!", giró un poco para pedir tiempo, a lo que el hombre que era su entrenador asintió suspirando, volteándose para seguir al equipo hacia el camión que se encontraba fuera de la institución.

Entonces miró por todos lados, encontrándose solo ellos dos, por lo que se acercó a su novio para tomarle de las mejillas y besarle la boca, sintiendo las grandes manos rodeándole la cintura.

Harry tenía una pequeña sonrisa en sus labios, con los ojos brillando, su frente descubierta por la cinta deportiva que le alejaba los largos rizos chocolates de la frente que se encontraban atados a una diminuta coleta detrás de su cabeza.

"¿Por qué no estás entrenando?"

"Quería venir a desearte suerte", murmuró, llevando una de sus manos hacia su mentón, donde acarició con cuidado sacándole un suspiro satisfecho por la atención. "Aunque sé que no la necesitas porque eres el mejor, ¿verdad? Los vas a hacer polvo en el campo".

La risa de Louis llenó sus oídos agradablemente, una risita divertida y tímida que hicieron a sus ojos grandes encogerse y a sus bonitos labios formar aquel precioso corazón, una bonita sonrisa que Harry tuvo la necesidad de besar.

Porque besar a Louis lo tranquilizaba, destensaba su cuerpo y alejaba cualquier pensamiento malo, su corazón se calentaba al sentir esos deliciosos labios moviéndose con los suyos, junto a esos suaves dedos que le recorrieron la nuca para apoyarse de sus mejillas, acariciando sus rizos largos de la parte trasera de su cabeza que logró calmarlo y hacerlo feliz.

Louis era como un calmante que necesitaba. Solo necesitaba una probadita de esa boca y entonces todo lo demás estaría en paz.

"Sé que lo harás genial, aplástalos a todos Lou".

El castaño sonrió de nuevo, abriendo la boca para contestar, pero la voz del entrenador gritando: "¡Tenemos que irnos, Tomlinson!", interrumpió en ese pequeño momento íntimo.

Por lo que al final, tuvo que alejarse de su novio y agitar la mano para una despedida rápida, comenzando a trotar hacia el hombre que esperaba del otro lado del campo con las manos como jarras.

Harry lo vio irse, suspirando con profundidad. Esperando fuera de los vestidores del equipo de futbol hasta que su novio desapareció volviéndose una borrosa mancha oscura. Se quedó ahí solo escuchando lo nervioso que estaba su corazón.

Había ido con él no solo para desearle suerte, también había sido porque en esos momentos tiene algo importante que debía hacer y solo necesitaba energía.

Esos cinco minutos con Louis cargaron su cuerpo con toda la energía que necesitaba.

⫘⫘

Se había hecho de noche. El enorme lienzo sobre ellos se pintó de azules oscuros, con diminutos y casi imperceptibles puntitos blancos a las que llamábamos estrellas esparcidas como salpicaduras de un pincel, el viento fresco paseándose por sus cuerpos, sucios y sudorosos por todo el ejercicio del partido.

Louis se quitó el casco de la cabeza, sacudiéndose los cabellos asquerosamente húmedos de sudor, limpiándose la frente con su antebrazo. Lleno de tierra, como siempre, igual que sus compañeros y los del equipo contrario.

Ganaron.

Fueron buenos, todos los jóvenes futbolistas de secundaria fueron tan buenos que por un momento casi pudo haberles ganado, pero tuvieron un fallo en la organización en equipo.

Al parecer algunos no estaban de acuerdo con la jugada que usarían, porque uno de ellos, el que era quarterback, decidió simplemente no dar pase y correr hasta que Michael Clifford, uno de sus linebackers, se abalanzó sobre él muchísimo antes de que pudiera llegar a la end zone.

Claro, después de eso, recibieron un safety, que consistían en dos puntos, al ellos estar en su propia zona de anotación. Pero el muchacho recibió una advertencia de su entrenador.

"¡Lou!", Lucas llegó trotando hasta su lado. Él también estaba hecho un asco, con ese cabello pegándose a su frente sudorosa y toda esa suciedad en su uniforme, "¿Te quedarás con Styles esta noche?"

Louis frunció el ceño por su repentino interés. "No... ¿quieres que te deje la habitación sola para que puedas coger a gusto con Niall?"

"¡No!"; Se detuvo, repentinamente pensando. "Pero ya que lo dices..."

"No te dejaré la habitación sola para coger con Niall."

"¡Ush! ¡Tengo necesidades también!"

El ojiazul se rió, negando con la cabeza sin dejar de caminar hacia el camión donde todos habían ido y los esperaba para regresar. Lucas volvió a colocarse a su lado, esa vez mirándole con seriedad, ya sin ningún indicio de bromear. Y eso lo preocupó un poco.

"¿Por qué quieres saber sobre mis planes con Harry?"

"Niall me acaba de decir que perdió del relevo de hoy y preguntó si estarías con él porque Styles no había querido que-"

Sus pies se detuvieron en seco, sus cejas frunciéndose, la preocupación adueñándose de su rostro. "¿Qué...? Yo... no sabía que tenía un relevo hoy", susurró, muy bajito, conmocionado.

Lucas se quedó en silencio un momento, ambos quietos en medio del campo solo mirándose, teniendo al entrenador hablándoles para que se apresuraran.

Se sentía como si hubiese metido la pata al decirle a Louis lo que, claramente, Styles ni siquiera había tenido intención de contarle. ¿Pero cómo iba a saberlo de todos modos? No era ningún adivino...

¿Qué tanto la había cagado?

"Uh... fue pequeño...", dudó en decirle, "fue... un relevo para novatos, Niall dijo que era más bien algo que el entrenador lo metió para que despejara la mente por el estrés de las últi-"

"¿Despejar la mente por estrés?"

Lucas aplanó los labios, decidiendo que no diría más. "Solo habla con él cuando lleguemos".

Sí, por supuesto que lo haría.

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora