【𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗱𝗼𝘀.】

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El gemido profundo resonó por toda la habitación cuando sintió su espalda estrellándose contra la puerta así cerrándola estruendosamente, combinándose con las ruidosas respiraciones y el húmedo sonido, las grandes manos recorrían su cuerpo con parsimoniosas caricias, deslizándose por sus muslos hasta detenerse en sus nalgas, donde apretó y alzó, cargándolo ágilmente obligándole a rodear el fuerte cuerpo con sus piernas.

Volvió a gemir al sentir la dura erección restregarse contra la propia, enterrando sus dedos en los cabellos tras su nuca al tiempo en que los brazos ajenos le mecían para así aumentar la fricción.

No recordaba la identidad del fuerte chico que en esos momentos se concentraba en lamer su cuello y amasar su trasero con grandes manos, pero estaba demasiado excitado en esos momentos como para preocuparse por eso.

Lo único que rondaba en su cabeza era la necesidad de satisfacerse, justo ahí, en esa habitación oscura que habían encontrado después de un buen rato de estar vagando por los pasillos en completa penumbra.

El cómo terminó de ese modo había sido bastante curioso; hace apenas un par de horas atrás estaba rodeado de sus amigos y compañeros del equipo de fútbol americano en ese bar-hotel no muy lejano a la universidad, bebiendo y riendo fuertemente, coqueteando con el chico un buen rato también, celebrando la victoria del juego reciente, cuando de pronto una furiosa tormenta cortó la electricidad.  

Después de eso recordaba que el pequeño coqueteo se volvió directo, una profunda voz susurrándole al oído y grandes manos acariciando su muslo, sintiéndose caliente por lo jodidamente excitante que era.

Y ahí estaba, siendo llevado a cuestas por la oscuridad hasta ser acomodado en lo que parecía ser una cama. El chico se alejó un poco, escuchándose el susurro de las ropas siendo despojadas con rapidez, él retrocedió en las cobijas con ayuda de sus codos desabrochándose los pantalones con torpeza desnudándose completamente, luego sintió el toque de los largos dedos recorrer sus piernas descubiertas, hasta detenerse en su cintura donde apretó ligeramente. 

El pesado cuerpo se acomodó entre sus piernas y su boca fue atacada de nuevo por esos salvajes labios, mientras sus propias manos acariciaban los anchos hombros desnudos antes de deslizarse por su torso, sintiendo un abdomen curioso. Gimió cuando llegó más abajo, tocando directamente la húmeda erección despejada, excitándose mucho más.

El profundo y grave gruñido le hizo estremecer, sintiendo su cuerpo tensarse levemente cuando los largos dedos tantearon entre sus nalgas; dejó de besarle para desviarse a su cuello, meciendo las caderas para que sus miembros lograran acariciarse entre sí, sintiendo la humedad combinándose.

De pronto su chico desconocido se alejó, sosteniéndole de las caderas para halarlo hacia él, colocando cada una de sus piernas sobre los anchos hombros y volver a erguirse sobre él, capturando entre sus labios una de sus rosadas tetillas.  

Una mano tenía su polla envuelta mientras la otra jugueteaba entre sus glúteos y la cálida lengua todavía degustando de su tetilla le tenían hecho un lío de gemidos agitados, con su espalda encorvándose ligeramente y sus piernas queriendo cerrarse.

Después su chico se alejó y él estuvo a punto de maldecirlo, pero lo único que salió de su garganta fue un gritito sorprendido y agitado al sentir algo caliente y húmedo pasearse bajo sus testículos; arrugando las sábanas de la cama entre sus dedos echó su cabeza hacia atrás, manteniendo la boca abierta dejando escapar todo sonido vergonzoso, escuchando el ruido obsceno de la lengua invadiéndole.

Lloriqueó un poco cuando uno de los largos falanges se adentró poco a poco, aún con la boca ajena saboreándole; él empezó a moverlo, girándolo en su interior, escupiendo un poco para lubricarle mejor. 

𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗻𝗼𝗯𝗼𝗱𝘆'𝘀 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵𝗶𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora