Capitulo 27

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—¡YO NO NACÍ PARA AMAR, NADIE NACIÓ PARA MI!—Canté por décima vez la joyita de Juan Gabriel que me identifica completamente.

¿Sabes qué? Gulf se lo pierde, estoy riquísimo, sé cocinar, canto como los angeles y tengo bonitos sentimientos.
¡Y un título de ingeniería en Alimentos!

Me seguía ahogando en miseria con canciones depresivas cuando la canción paró.

Genial, mi celular quedó sin batería, si nos tratan de matar no tendré forma de llamar a la policía.

Igual, muerto por dentro ya estoy, así que ni me importa.

Dejé el teléfono sobre la mesita de noche y me levanté de la cama.

¿Dónde está Bright?

Salí de la pieza y bajé al living, dónde habían luces encendidas aún.

Escuché jadeos ahogados y gemidos en dirección al sillón.

Diosito, un fantasma, ¡Un espíritu chocarrero!

Comencé a rezar en mi mente

Ave María llena eres de gracia cuida de nosotros amén.

Vamos mew, sé un hombre, que todos esos capítulos de sobrenatural que me hizo ver mi hermana sirvan de algo.

Los sonidos se estaban haciendo más fuerte, así que agarré mis pantalones y los subí hasta el pecho y con canciones cristianas en mente caminé hacia el mueble.

Un fantasma no nos va a matar, no en mi guardia.

Me acerqué al mueble e hice lo que mejor me sale, cantar.

Eso no es verdad

Cállate subconsciente.

—¡DIOS ESTÁ AQUÍ ESTÁ AQUI TAN...—paré de repente, en el sillón no había un fantasma, o asesino, o algo maligno, bueno si es maligno para mis ojos.
Bright y win estaban muy sin ropa, win tenía los labios hinchados y chupones en la clavícula, y  ví el trasero de Bright—OH MADRE SANTÍSIMA, ME VOY A BLANQUEAR LA CÓRNEA DESPUÉS DE ESTO—Me tapé los ojos y me dí la vuelta—VISTANSE POR DIOS.

¿Será prudente eso de limpiarme los ojos con un cepillo de baño y lejía?

Escuché sonidos de ropa, conté hasta 30 y me dí la vuelta aún con las manos en los ojos.

—¿Ya están decentes?

—Si Suppasit, estamos decentes, sácate las manos de los ojos y deja de ser una niña virgen—oí la voz de Bright y me destapé los ojos.

Mi amigo estaba con cara de quererme matar y el niño conejo estaba en sus brazos con una sonrisa.

—Bright, no seas grosero—Regañó win con el ceño fruncido dándole un codazo.

—Si brillitos, no seas grosero—Bright me mostró su dedo medio y yo le saqué la lengua.

—Bueno ¿Que quieres? No creo que me hayas interrumpido porqué te salió de la cola, hasta donde sé estabas despechado cantando como señora.

—Numéro uno, me conmueve tu preocupación brillos, y número dos, a ver si la próxima me avisas, pendejo creí que era un fantasma.

Bright rodó los ojos y habló.

—Según tú y tu brillante cerebro ¿Por dónde te aviso? Mi teléfono se apagó hace horas.

—No sé, una carta, señales de humo, paloma mensajera ¡Telepatía! ¡No sé vachirawit! ¡Algo! ¡Hasta un cartelito en las escaleras servía!

Volvió a rodar los ojos, siento que un día se quedarán del otro lado por la cantidad de veces que lo hace.

—Como sea, ¿Que haces acá?

—Mi celular se apagó y venía a pedirte consejos sobre lo que pasó hace rato, pero viendo que estás ocupado, te dejo.

Me dí la vuelta y volví a la escaleras.

—¡¿Enserio?! ¡¿Me interrumpes y te vas?!— Bright exclamó desde el sillón viendome indignado—¡Por pendejadas cómo estás estás solo Suppasit!

Reí y le contesté.

—¡Nunca se está solo si estás con Cristo!

Esquivé una almohadilla que venía en mi dirección.

—¡Eres Ateo!—volvió a hablar

—Calla—Dije y subí de regreso a la habitación.

Ya estando dentro recordé que gracias a Bright mis increíbles avances con el dueño de mi corazón y la oportunidad de volver a probar sus dulces labios se me fué arrebatada.

Así que esto cuenta como venganza.

Hablando de gulf, quizás exageré, y creo que quería arreglar las cosas, y yo lo eché lanzando una almohada en su dirección.

Y así dicen que no me parezco a mamá.

Dejándome llevar por mis impulsos volví a salir de la habitación y me dirigí hacia la que supongo estará gulf, ya que Bright y win están en el living.

Entré en la habitación y ahí estaba, dormido como el ángel que es.

Caminé hacia la cama y ví que su ceño estaba fruncido, suavicé esa arruga con mi pulgar dando caricias, hasta que se relajó.

Podría pasar horas viéndolo, sus mejillas estaban rojas por el frío, tenía los labios entreabiertos babeando un poco la almohada y su cabello estaba desordenado, la luz tenue de la luna perfilaba su rostro haciéndolo ver aún más etéreo.

Se ve guapo hasta babeando, y así dicen que dios no tiene a sus favoritos.

Aún guiado por mis impulsos dejé un suave beso en su frente y volví a mi habitación.

Me metí a la cama y como no tenía sueño comencé a contar ovejas.

Esa noche soñé con una cabellera negra como la noche, ojos marrones y una sonrisa casi tan brillante como las estrellas.

¿Tienes Queso de Cabra? [Mewgulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora