Capítulo 1

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Desperté a las 6 de la mañana como acostumbro, me levanté, cambié mi pijama y bajé a hacer el desayuno de mi madre y mío, prefería que ella descansara.
Hice unos huevos revueltos con panqueques y café.

—¡mamá! El desayuno está servido—grité mientras terminaba de colocar el desayuno en la mesa

—a quien le gritas muchachito malcriado—la escuché decirme mientras bajaba las escaleras y se sentaba conmigo a desayunar.

—perdón ma' pero es que si no lo hacia no despertabas y tendría que subir a despertarte y se me hace tarde para ir a la tienda—dije mientras me servía un poco de huevo revuelto en mi plato.

—no te preocupes por eso hijo, solo bromeaba, ve rápido que don Francisco es muy estricto con la puntualidad—la escuchaba mientras comía con calma, no tengo problema, aún debe ser temprano.

—tranquila ma' aún es temprano, puedo desayunar contigo, cepillar mis dientes y luego irme con calma.

—no creo eso cariño, son las 7:30 por si no lo notaste.

—¡¿SON LAS QUE?!—me alteré revisando mi reloj viendo que eran las 7:35.

Escuché como mamá reía en voz baja al verme metiéndome los huevos revueltos y el café de una cucharada y corriendo con una menta en el bolsillo para no espantar a los clientes con mi aliento a desayuno.

Carajo, don Francisco me va a colgar de las bolas y yo si amo mis bolas, soy muy joven para que me castren.

Llegué agotado, sudado, harto de esta vida y queriendo wacariar mi desayuno por lo agitado que estaba, entré despacito a la tienda por la puerta de atrás solo para empleados.

—¡SUPPASIT!

¿Dios? hola, soy yo de nuevo, por favorsito protege mis bolas y te juro que voy a ir a misa todos los domingos.

Con el Cristo en la garganta me volteé con una sonrisa en la cara solo para ver a don Francisco con la cara roja y con pinta de que si me va a colgar.

—¿Don Francisco, es esa una camisa nueva? Se le ve muy bien, se ve muy joven y guapo.

—¿En serio?— cambio su rostro a uno feliz viendo su camisa —Si es una camisa nueva, me la regaló mi mamá en ¡OYE! no me vas a ver la cara de estúpido elogiando mi camisa para salvarte del regaño que te espera ¿tienes idea de que hora es mew?

—lo sé lo sé, perdón, me descuide de la hora, pero no pasará de nuevo ¿si?

—eso dijiste ayer, y ante ayer y ante ante ayer mew—suspiró—ve a trabajar, la caja te espera.

—gracias, abuelito—agradecí caminando hacia la caja registradora.

—¡VUELVES A DECIRME ABUELITO Y TE ROMPO LAS PIERNAS CON UN PALO DE ESCOBA, MEW!
—¡Esta bien abuelito!

Don Francisco es un hombre de mediana edad que me trata como su hijo, trabajo a medio tiempo en esta tienda desde que me gradué de la universidad, mi padre nos dejó cuando tenía 5 pero siendo sincero no noté su falta, mamá se ha encargado de hacerme un niño feliz desde siempre, por eso ahora le estoy pagando, el trabajo aquí es temporal, estoy ahorrando para poder llevarme a mi mamá a la ciudad y ahí trabajar y vivir mejor.

La campana de la puerta que avisa que alguien entró sonó
—bienvenido en que podemos servir...le—un chico entró a la tienda.

Pero no cualquier chico, creo que es el amor de mi vida, tiene unos labios rosas, un cabello negro azabache, una piel bronceada cómo luis Miguel, y unos ojos que creo que ya me vieron el alma, pero no se ve de por aquí, sus ropas llamativas me lo dicen
Vi como el padre de mis gatos caminaba hacia mi y me dijo

—¿tienes queso de cabra?

¿Qué? No jodas, ¿las cabras dan leche? Cada día se aprende algo nuevo eh

—¿Eh? No, sólo tenemos queso normal, el de leche de vaca.

—tsk, no se porqué pensé que en esta tienducha habría ese queso.

Retiro lo dicho, es un mamón, pero un mamón guapo.



¿Tienes Queso de Cabra? [Mewgulf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora