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[Capítulo Veinticuatro: Inminente Destrucción.]

La atmósfera decaía en una abominable tensión que se incrementó tras la repentina aparición de una corrosiva energía negativa, aquella imponente y grave voz se manifestó lentamente en un grotesco, obeso y sucio demonio que sin ningún interés, se presento ante todos sus invitados, dejándolos sumamente sorprendidos por haber aceptado el llamado al mundo de los vivos. No obstante, ahora ninguno de los presentes se encontraba en un plano terrenal, este cambio era notorio al verse rodeado de una absoluta oscuridad. Mortos Der únicamente podía ser "liberado" si el invocador requería un deseo y esperaba determinada fecha para ejercerlo, siendo un demonio lo sabía, incluso sacaría el mayor de los provechos para extender su estadía con el fin de tener algún placentero entretenimiento que matara su interminable aburrimiento.

Simultáneamente, la aparición de ese mortífero engendro sobrenatural causó un especial escalofrío en el pequeño invasor que reconoció inmediatamente el desbordante poder que supo "revivirlo", detestaba el solo hecho de verlo, reconocerlo o admitirlo, sin embargo, su existencia estaba en manos de un ente absurdamente repulsivo. Aun así, todo el rencor y aborrecimiento era para su archienemigo, como una especie de juramento de odio eterno, pero en un acto impulsivo por un auge de falsa protección se mantuvo cerca del detective, no iba a repetir los mismos errores, esta vez quería vivir.

- Oh, homines!. (Oh, humanos!). -expresó en un intento de sonar alegre, pero su voz denotaba pura malicia- Grata cubiculum meo in hoc diro et huius horribili et mundanis mundi. (Sean bienvenidos a mi cubículo de este espantoso y mundano mundo.).

- Español, por favor. -ordenó seriamente el jefe mafioso, no iba dejarse intimidar por ningún espectro, demonio o lo que fuese- Ninguno de nosotros hablamos arameo antiguo.

- Latín, Ash. -interrumpió la pelinegra, cruzándose de brazos- Y antes de que preguntes estaba anotado en las anotaciones de Dib Membrana.

- Lo que sea.

- Maledico tibi hominibus. (Los maldigo, humanos.). -gruñó ofendido el ente, cambiando repentinamente su dialecto- Lamento eso, no he visitado el mundo mortal durante unos.. ¿Trescientos mil años?. -intentó recordar, pero sin éxito- Antes los seres como ustedes se comunicaban mediante ese idioma.

- Milagrosamente la humanidad no es tan estúpida, supo evolucionar en algunas cosas. -replicó la pelimorada, abriendo completamente sus ojos- Ugh, jamás creí que diría eso, pero si papá lo dijo debe ser cierto. -gruñó, mirando directamente al demonio de manera amenazante- Escúchame bien monstruo vomitivo, vas a despedazar el alma del imbécil de mi hermano AHORA, y que sufra el mayor tiempo posible mientras lo haces.

- Tranquila señorita Gaz. -intervino el castaño, tomando la palabra- Seré directo, nosotros cuatro somos los invocadores que te trajeron aquí y queremos el alma de Dib Membrana y el cuerpo de Zim como deseo. -explicó calmadamente, ganando la atención del demonio- Daremos lo que pidas, NO LETAL, mediante una negociación.

- Estoy al tanto del pacto que hizo ese humano cabezón. -respondió sumamente aburrido- Fue entretenido para Mortos ver como ese mortal era consumido por una inquebrantable locura. ¡Y conseguía muchas almas para mí!.

- ¿Dib-cosa entregó su débil mente y cordura para revivirme?. -preguntó con suma inocencia el irken, sintiéndose acomplejado.

- Si, si, lo que sea. ¡A Mortos no le importa!. -bufó enojado, cambiando nuevamente su actitud- Seré breve humano, estoy cansado de ser un prisionero en el inframundo, así que voy a conceder su deseo. -afirmó desinteresadamente, chasqueando sus dedos- Una vez que tomen la vida del humano, su alma pertenecerá al que lo asesine primero. ¡Y no acepto objeciones!.

Persecución & Venganza [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora