[Capítulo Diez: Interés.]
Al abrir pesadamente sus párpados, una tenue luz impidió que reconociera el lugar en donde aparentemente estaba acostado, movió con cierta ligereza sus adormecidas extremidades que ahora estaban vendadas, para acto seguido, obtener mejor percepción del sitio que lo rodeaba. Paredes color crema, repisas repletas de medicinas y aparatos de uso médico, el detective no pudo evitar soltar un sonoro suspiro, notablemente aliviado al reconocer que se encontraba en el consultorio de su doctor, ubicado en la residencia del pretencioso jefe de la mafia.
Nunca le gustaron sus revisiones o citas médicas debido a experiencias previas que no deseaba repetir, pero el trauma quedó en segundo plano cuando los recuerdos del día anterior se implantaron en su memoria. Como acto reflejo, dirigió su vista a la cama contigua, esperando ver a la pelinegra recostada, sin embargo, no la encontró, al parecer estaba solo en la habitación. Un auge de tristeza se reflejó en su rostro, temía lo peor, ella era parte de su familia, y se culpaba enormemente de que ella.. ella..
- No, ella no está muerta, cabello de arbusto.
Al escuchar tal afirmación, el castaño recobró nuevamente las vivencias pasadas, mientras que miraba crédulo como el muñeco de aspecto "tierno" que le habló la noche anterior, salía desde dentro de su gabardina, para posicionarse sobre sus piernas, dándole al irken una vista completa del humano que seguía anonadado por su sola presencia.
- Al parecer tu mente primitiva no te permite comprender la situación. -bufó molesto, cruzándose de brazos- Odio a los humanos, son unos cerdos inmundos que no sirven para nada. -repitió específicamente las palabras que surgieron en su mente, sintiendo que ya las había dicho cientos de veces antes, pero no recordaba nada.
- Bien, esto lo confirma, no fue un sueño, tampoco estoy loco. -balbuceo entre susurros, sin despegar la mirada del peluche- ¿Quién eres?. -preguntó curioso, tomando cuidadosamente el suave cuerpo del contrario- Mejor dicho.. ¿Qué eres? ¿Y por qué hablas?.
- Soy el todopoderoso Zim. ¡Y soy ingenioso!. -contestó con desdén, intentando zafarse del agarre del de ojeras- ¡Suéltame!. -exigió, para luego caer en la comodidad de la cama- Ugh, como sea, deberías estar agradecido porque sin mi ayuda hubieras sido carne fresca para ese demente cabezón. -señaló orgulloso, notando la confusión del terrestre- Iba a matarte, también a la humana que iba contigo.
- ¿Por qué?. -cuestionó seriamente, tenía una teoría rondando en su mente, pero necesitaba pruebas o hechos- Acabas de decir que esa persona quería matarnos. Me niego a creer que haya sido por un motivo banal, y no hay que ser un genio para sospechar de ti. ¿Sabes?. -inquirió con suma obviedad.
- Correcto, ahora estás hablando el mismo idioma que Zim. -respondió con cierta burla, aunque internamente estaba asustado y sufriendo en silencio- La razón por la que quería matarte era por mi, soy de su "propiedad", y para mi comodidad el cabezón es quien tu buscabas.
- ¿Ese es el asesino que ha matado a tantas personas, y... -
- ¡No interrumpas a Zim!. -gritó en un tono agudo, sintiendo como su cuerpo estaba derritiéndose desde dentro- Él ha matado y desmembrado a muchos terrestres, no es que me importe realmente, pero necesito deshacerme de él, así que como te salve la vida, te ordeno que lo detengas.
El detective se quedó sumido en un profundo silencio, meditando en lo que estaba experimentado, incluso dudaba de su propia sanidad mental, pero el leve dolor en sus articulaciones le garantizaban que no estaba soñando. Cerró sus ojos, procesando lo que ese muñeco le había dicho, básicamente fue por su causa que casi lo mataran, pero no estaba molesto, tampoco sentía rencor. Después de todo, ese tipo de bizarras vivencias no eran novedad, al menos en su caso, irónicamente fueron pilar para formar su propia moral, como aprendió en el submundo de la mafia: "Hasta los actos más aborrecibles, tienen ciertos límites.".
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Persecución & Venganza [ZaDr]
Fanfiction[AU] Una serie de siniestros y sangrientos asesinatos se han llevado a cabo durante los últimos años, despertando el temor entre las personas al notar posteriormente la aparición de los cadáveres en las alcantarillas. No había duda, un maniático hom...