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[Capítulo Doce: Comprobantes.]

Los días posteriores transcurrieron a la brevedad, retribuyendo el tiempo entre varias tazas de café. Mantenerse despierto y funcional era una tarea agobiante debido a tanto papeleo, sin embargo, los diversos escritos que leía con tanta atención era información que logró recolectar por sus contactos, y gracias a su reciente amistad con: Keef. A partir del último enfrentamiento que tuvo con su objetivo, las dudas se presentaron en sobremanera, provocando que indagara a mayor profundidad sobre cualquier cosa que mencionara a: "Dib Membrana" y a "Zim". Este factor fue resuelto por la ayuda del pelirrojo, el cual quedó crédulo al escuchar los verídicos disparates que le narró el de ojos azules. Después de todo, su mejor amigo de la infancia estaba vivo, como un muñeco aparentemente consciente y maligno. Algo difícil de creer.

Las incongruencias eran otro detalle a repasar, incluso sabiendo gran parte de los acontecimientos de su vida escolar, no era suficiente para hilar la inesperada transformación en un asesino serial, mucho menos en lo involucrado con.. "¿Magia?" "¿Experimentación?" "¿O tal vez algo sobrenatural?". El de ojeras no descartaba ninguna posibilidad, generalmente las deducciones más absurdas eran las correctas, pero lo paranormal podría darle cierta coherencia, inclusive el de ojos verdes afirmó sobre tales gustos, señalando que en varias ocasiones encontró a Dib inmerso en lectura sobre demonología, magia y diversos temas del mundo espiritual. Tal vez la locura y obsesión fueron un catalizador para cometer tales actos. Convencido por esa rama de investigación, prosiguió a seguir su trabajo, ignorando las resonantes palabras de su empleador.

-"¿Rechazar la petición de una sombría mujer buscando a su hermano?. No podía simplemente ignorarlo, debía trabajar en sus propias debilidades."

Días atrás tuvo una fuerte discusión con el líder mafioso debido a la destrucción repentina de su propiedad, y el exponencial peligro que representaba el homicida que liquidó sin piedad a una docena de sus hombres. En pocas palabras, su padrino objetó fuertemente que se metiera en sus planes en contra de Dib, pero paralelamente tenía que informar todo a su clienta, Gaz, irónicamente estaba atrapado en una encrucijada en lo que se supone debía hacer. La escena se recreó dentro de su cabeza a medida que leía y escribía sobre su libreta, comenzaba a divagar mientras meditaba si era o no correcto meterse en terreno mafioso.

- Puedo entender que no me creas capaz para manejar el asunto, solo fui contratado para averiguar la identidad del asesino, pero me rehusó a abandonar el caso. -refutó molesto el castaño, llevaban alrededor de una hora discutiendo con el albino, trataba de convencerlo de que no le impidiera atrapar con vida a Dib.

- No dudo de tu capacidad o habilidades. ¿Quién crees que te enseño lo que sabes?. -contraatacó orgulloso, sin cambiar su semblante impasible- Has concluido con tu trabajo, no esperaba menos de ti. De ahora en adelante es mi problema encargarme de esa "molestia". -acotó ligeramente fastidiado.

- Ya no soy un niño pequeño, Ash. -respondió con sumo resentimiento, no le agradaba que en ciertas situaciones lo trataran de manera tan infantil- Se muy bien que asesinaras a Dib en cuanto lo veas. -declaró con firmeza, captando la atención del mafioso- No me corresponde meterme en tus asuntos, pero no dejaré que lo hagas.

- Louie. -lo nombró con suma seriedad, mirándolo fijamente a los ojos- No tienes el suficiente conocimiento para entender este negocio, te explique las diferencias entre el "trabajo" y la "familia". ¿Cierto?. -alzó una ceja, intrigado- Si te entrometes más en esto, no dudaré en ir en tu contra. ¿Comprendes eso?. -lo amenazó deliberadamente, buscando infundirle miedo.

Persecución & Venganza [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora