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[Epílogo: Dulce Dolor. (Parte Dos)]

El exquisito e inconfundible aroma que desprendía la rebanada de pastel de chocolate que estaba degustando era sabroso, si algo debía admitir de los terrestres era que preparaban excelentes manjares azucarados, el invasor dirigió su atención al de gabardina negra, el cuál estaba preparando una taza de café bastante distraído, como si estuviera inmerso en su propio mundo. Por otro lado, el futuro escritor de lo paranormal no podía calmar sus nervios al estar a solas con Zim, desde hace algunos días decidió confesarle sus sentimientos, pero tenía miedo al rechazo, tampoco quería asustarlo con "sentimentalismo humano", esto último lo hacía dudar.

¿Por qué no conseguía alejar a Zim de sus pensamientos?. Era un adorable y caprichoso alienígena que supuestamente vino a destruir el mundo, debía detenerlo, odiarlo y exponerlo, pero.. Lo amaba. Su presencia fue crucial para sentir esas agradables sensaciones que llenaron un profundo e interminable vacío, finalmente se sentía amado y completo, incluso reemplazó su diaria soledad con lo fascinante e impredecible que era el accionar de ese pequeño ser espacial.

Lentamente el silencio se prolongó, aunque el ambiente era ameno también se tornó un poco incómodo, esa percepción molestaba al irken que sin darse cuenta mantenía su guardia alta, impidiendo que se relajara como anteriormente lo hacía todos los días. No obstante, esto no pasó desapercibido por el de lentes que torpemente se sentó al lado de su acompañante, sosteniendo su bebida repleta de cafeína.

- Está delicioso. -admitió satisfecho, terminando gustosamente su postre- No es el mejor que he probado, pero es aceptable.

- Lo compré en una nueva pastelería cerca de aquí. -respondió nervioso, escuchando los latidos de su corazón- ¿Cuál es tu dulce favorito, Zim?. -preguntó intentando calmarse, buscando aprovecharse de la situación.

- Las galletas y los pasteles que solía preparar un humano llamado Sebastián. -mencionó pensativo, recordando las ocasiones en que probó todo tipo de postres estando en compañía de los mafiosos- Pude probar muchos alimentos azucarados gracias a él, es una lastima que tuve que irme.

- ¿Vivías con alguien antes de llegar a aquí?. -interrogó curioso, reprimiendo unos minúsculos celos que le causaban inseguridad.

- Es una larga historia que no es de tu interés, humano Dib.

- Tengo curiosidad, es todo.

- Te diré una fracción de mi pasado solo por el pastel que me proporcionaste. -accedió dudativo, pero necesitaba saber hasta qué punto tenía recuerdos ese terrícola- Yo antes conocí a un apestoso niño terrestre que al solo verme supo que era un alienígena, pero nadie le creyó porque... ¡Mi disfraz era perfecto!. ¡Perfecto!.

- Eh.. ¿De verdad lo era?. -intervino con cierta burla, rodando sus ojos.

- ¡No interrumpas a Zim!. -gritó en un tono agudo, mirando de manera acusadora al contrario- Ese detestable mono era diferente a todos los demás, nos volvimos enemigos. -sonrió- Estaba decidido a exponerme y hacerme una necropsia, era bueno en sus ataques, no tan bueno como yo, pero era bueno hasta que un día yo terminé enamorándome de él.

- ¿Q-Qué?. -balbuceó sorprendido, sintiendo esas palabras como un balde de agua fría- ¿T-Tú lo amabas?. -preguntó con dificultad, sin querer oír la respuesta.

- Supongo que lo amaba, pero luego descubrí que ese no era el tipo de "amor" que quería. -explicó resignado, causando confusión en el de lentes- Para que tu enorme cabeza lo comprenda, era lo que ustedes humanos denominaron como: "amor rudo" o "relación tóxica".

Persecución & Venganza [ZaDr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora