[Capítulo Final: Desgarrar el resentimiento.]
Una incómoda acidez descendió lentamente por su garganta, la amargura de saber que era un indeseado espectador en un momento ajeno, causaba un diminuto cúmulo de celos malintencionados, sobre todo al conocer la historia detrás de esos íntimos enemigos. El pequeño irken le dedicó unas últimas palabras a su rival, nemesis, archienemigo y amante, tenía una especie de contradicción interna al dar el último golpe, debía liquidar el trabajo, pero desgraciadamente no estaba en los planes, por lo que desgarró el torso del humano causándole un tortuoso ardor en un área que se había vuelto sensible por las múltiples heridas. Dio la espalda al primer terrícola que detesto y aprecio desde lo profundo de sus entrañas, para acto seguido, retirarse con paso firme mientras que se acercó hasta al joven detective privado que lo sostuvo cuidadosamente entre sus brazos, brindándole un breve consuelo.
A medida que la brecha entre ambos se acortaba, el castaño pudo notar fácilmente el forzado desasosiego de una relación malsana, el tipo de "trato" y "amor" que recibió el irken jamás le traería felicidad, solo desgracia que irónicamente conlleva a la muerte. Tanto el extraterrestre como el de ojeras consolidaron el abrazo mutuamente, a pesar del devastador momento, tuvieron que discutir entre murmullos lo acontecido en los laboratorios Membrana, por lo que para evitar una catástrofe mayor, el de piel verdosa aceptó de mala gana ir y fue a auxiliar a la pelimorada. Un pequeño golpecito en su hombro lo hizo reaccionar, viendo como su padrino le ordenaba silenciosamente acabar con lo que habían empezado, por instinto volteó su mirada hasta el moribundo asesino que se esforzaba arduamente para ponerse de pie, sin tener éxito alguno.
- "Esto es precisamente lo que odio de mi trabajo". -pensó recriminándose, acercándose hasta el mayor de los Membrana- "¿Por qué a mi?. ¡Se supone que Ash debe lucirse al final, y volverse todo un demonio". -se quejó dentro de su mente, cambiando poco a poco su actitud a una más lúgubre- "Ugh, espero que me paguen las horas extras..".
- U-Ugh.. cof.. T-TÚ.. cof.. -habló con dificultad, tosiendo y escupiendo sangre- ... M-Me a-arrebataste a.. ¡C-Cof,cof!.. z-zim..
- Cállate. -ordenó seriamente, pateando con fuerza su abdomen- Ya me harte de escuchar tus desvaríos, estoy cansado. ¿Lo sabes, no?. -pisoteó su estómago, alargando su calvario físico que atravesó todo el cuerpo del homicida- Dejaré de fingir por un momento. -suspiró- ¿O realmente creías que al morir te librarías de todo?. -lo miró fríamente, prendiendo y consumiendo un cigarro- Te equivocas, y siendo honesto me alegro de que Zim no este cerca para verme hacer esto.
El de gabardina negra intentó refutar y maldecir al de ojos azulados, sin embargo, apenas pudo emitir unos gritos ahogados al sentir como algo extremadamente oxidado atravesaba su cuello, para luego realizar un alargado pero brutal corte que produjo un shock de desesperación en el de lentes, el cual forcejeaba constantemente con la intención de huir, pero las heridas, hematomas junto al desangrado lo habían dejado prácticamente sin fuerzas y al borde de la inconsciencia. Una vez que pudo inmovilizarlo, el detective privado introdujo su mano por la garganta hasta colocar la lengua por la abertura sangrante, como si fuera una especie de "corbata".
- Oh, increíblemente sigues consciente. -opinó desinteresado, limpiándose las manos- Creo que utilice un método asqueroso, pero correcto. ¿Sabías que antes los mafiosos usaban esto como tortura, castigo e incluso advertencia?. -explicó, retomando y terminando su cigarro- Aprendes mucho al ser criado por el líder de uno.
Completo silencio, únicamente se oían unos quejidos y suaves sollozos que expresaban el terror de perecer sin volver a ver de nuevo a su gran amor.
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Persecución & Venganza [ZaDr]
Fanfiction[AU] Una serie de siniestros y sangrientos asesinatos se han llevado a cabo durante los últimos años, despertando el temor entre las personas al notar posteriormente la aparición de los cadáveres en las alcantarillas. No había duda, un maniático hom...