Capítulo 27

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veintisiete.

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Luna.

Muchas veces nos ponemos a pensar si nuestras acciones harán un bien o un mal. Si las decisiones son las correctas. Si puede ser estúpido o no. Y empiezan las dudas. La incertidumbre. La desconfianza. De nosotros mismo y de los demás.

Y cuando empiezas a cuestionarte tus acciones, todo empieza a fracturarse.

Porque la mente es débil, pero no tanto como el corazón.

Caer es de débiles, nos dicen. Nos adaptamos a esa modalidad. Quiero pensar que en ese tiempo era lo que me sucedía. Era tal la presión, que no sabía si mi decisión había sido la mejor opción. Empecé a creer que había cometido un fracaso. Todavía lo creo. Porque quizás, si no lo hubiese hecho, si no le hubiese prestado atención a mi corazón, hoy seria... diferente. Y entonces... Y entonces él estaría aquí. Conmigo.

Ese día, parece lejano al de hoy.

Luv cumplió su promesa. Me llevó al hospital para que atendieran mi lesión, el médico dijo que debía tomar medicación para la inflamación, sin embargo no era nada grave. No mentiría, aún seguía doliendo el tobillo, no tanto como hace unas horas, pero según Luv debía ejercitarlo un poco.

Todavía recuerdo cuando hablaba con Lucas sobre lo qué le hubiese gustado estudiar. Medicina, habría contestado a ciegas. Le gustaba, o eso es lo que creía. Siempre fui consciente de su pasión por el dibujo y el arte, por otro lado, no pensé que querría dedicarse a ello toda su vida. Pues... su padre no lo apoyaba, su madre por supuesto que confiaba en los dotes de su hijo. Pero, aunque Lucas nunca me lo mencionase, sabía que la opinión de su padre influía en él. Siempre fue así.

No sé si este Lucas sea el mismo de antes. Ha cambiado no solo sus pasiones sino que parece ser alguien completamente distinto. Y quizás, lamentablemente, así sea.

Dios, sé que es así. Tan solo no quiero verlo de otra forma, tan solo quiero que permanezca en mi memoria como lo que fue. Mi mejor amigo.

Al salir de ahí, pasamos toda la tarde juntos. Me pareció que estaba soñando. Y seguramente así era. Porque... cuántas veces no soñé volver a tenerlo cerca, cuántas veces no soñé sentir sus ojos sobre mí una vez más, cuántas veces no soñé desear que volviese a la vida. Y ahora, teniendo esa posibilidad, eso que tanto y con ferviente amor deseé, no sabía qué hacer. No sabía qué decirle. No sabía cómo actuar. Porque él no demostraba que me conocía. Y dolía.

No sabía cómo sentirme al respecto.

Una parte de mi me decía que era duro para él. Ambos, tanto él como yo, pasamos un momento lleno de crudeza. No es sencillo viajar al pasado y merodear lo que nos destrozó. Probablemente Luv quería empezar de cero, probablemente él quería borrar esa mancha entre nosotros. Porque yo le recordaba su vida anterior y él la mía. Llegué a aceptar que era lo mejor. Hasta cierto punto.

Pero había mucho qué decir. Palabras no dichas nos hondeaban. Acechándonos precariamente. Y si, esperaba a que él tomara la iniciativa de empezar con esa conversación totalmente necesaria para los dos. Claramente necesitábamos hablar. Claramente teníamos que despejar las dudas, responder las preguntas.

Perfectamente Imperfecto © | Libro 1 [GES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora