Capítulo 9

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nueve.

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Preocupaciones.


Luna.

Mis primeras semanas en Gurwell se pasaron volando, casi en un parpadear de ojos. Los días habían transcurrido en completa normalidad después de aquel asesinato. La noticia de la muerte de Carolina se divulgó por todo el instituto. Finalmente se dio por sentenciado de que había sido un homicidio y no un suicidio como muchos empezaban a especular. Las autoridades del estado vinieron, tomaron el caso y sin embargo no encontraron pruebas del culpable, la opción de que ella se había suicidado se disipó cuando encontraron marcas en su piel, una clara evidencia de forcejeo. Tomaron declaraciones de sus familiares y pareja, y obviamente las mías, el único testigo. Y aunque no lo dijeran sé que también era sospechosa.

Dirás ¿Por qué lo dices Luna?

Oh bueno, lo sé debido a que después de cinco días del asesinato de Carolina soñé con Manu. Fue realmente inesperado. Llegaba a mi bloque, solo. Me obligaba a salir de la habitación y me llevaba a los bosques de Gurwell. Me pegó a un árbol.

—No sé quién seas —masculló—. Pero, juro que si vuelvo a descubrir que te ves implicada en algo similar como lo que ha ocurrido, haré que te expulsen de Gurwell.

No sé a qué se refería exactamente. Han pasado varios días y aún el sueño no se cumple. Lo que me hace reflexionar, y creo que vendrán cosas peores.

De cierta manera esa noche que desperté lo hice con el corazón martilleándome tan de prisa que temí que fuera a estallar. Pues sabía bien, que en algún momento eso se cumpliría. Solo que no sabía cuándo, el sueño solo me mostró ese fragmento y nada más.

Tal vez me vería involucrada en más asesinatos y me vean como sospechosa. La realidad es que ser curiosa es una cosa y ser asesina otra. Así que, toda esta semana me he enfocado en pasar desapercibida como me lo propuse hace unos días. Si veo algo extraño, no lo digo. Si alguien me comenta algo relacionado al tema, no opino. Si alguien me ofrece algún tipo de información sobre el instituto, no lo acepto. Esta semana se ha tratado de solo noes.

Cuando las aguas se calmaron un poco, pedí permiso para ir al pueblo y comprar un nuevo celular. Quería enviarle a Dae un mensaje por correo electrónico, pero no lo hice porque no sabía todavía cómo explicarle mi primer día de clases. Sé que me preguntaría, me iba a preguntar "¿Qué tal el primer día de clases?" y no sabría qué contestarle. No nos mentíamos, ni nos guardábamos secretos, quería contarle y lo haría. Pero no era el momento, simplemente sé que vendría hasta acá y me sacaría a rastras para mantenerme a salvo, porque así es él, protector. Agradecía su manera de cuidarme, pero no era sano. Porque suelo aferrarme demasiado a las personas que me importan y no quiero que salga lastimado.

Solo no quiero causarle preocupaciones.

Primeramente, llamé a mis padres. Inventé la mejor excusa posible, ya que mentir se me estaba dando muy mal. Les dije que me distraje al tener el recorrido en Gurwell y perdí mi móvil. Con suerte me creyeron, aunque ganas no me faltaron para decirles la verdad y que tenía razón, pero me aguanté, se verían en un conflicto entre ellos y al final harían una estupidez, porque son peores que Dae, su preocupación alcanza los límites. A mi madre podría darle un infarto si se enterase y mi padre podría incendiar el instituto.

Perfectamente Imperfecto © | Libro 1 [GES] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora