C 23

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Christine Vélez

Erick se queda callado y asiente. Se que no le parece correcto lo que haré, pero me da miedo criar a Christine sola y se que las intenciones de Joel son buenas.

—Sí así lo has decidido, voy a respetar tu decisión. —Erick hace una mueca y se acerca a abrazarme.

—Gracias, eres mi mejor amigo y te quiero mucho, me hace sentir mucho más tranquila si sé que estás conmigo. —le doy un beso en la mejilla y nos separamos, ambos con una sonrisa.

—Vayamos al comedor, después nos tocará el almuerzo frío. —me dice.

Joel entra en la habitación con una sonrisa radiante.

—Buenos días, ¿Ya van al comedor? —Erick asiente indiferente y Joel se acerca a Christine. —Hola preciosa.

—¿Puedes ponerle las calcetas que Erick le trajo? —le pido. Joel asiente y se las coloca mientras el ojiverde lo mira con recelo.

—Yo me llevaré a la princesa. —se ofrece Joel y acepto, Erick abre la boca para decir algo, pero en cuanto me mira, decide callarse.

—Vamos Alex. —Es lo único que dice al final y pasa su brazo por encima de mis hombros.

Salimos de la cabaña con dirección al área de la comida mientras Joel viene detrás de nosotros hablándole a la niña.

—Yo ya he desayunado. —nos informa el pelinegro, sentándose en una banca junto a Grace. Ella empieza a hacerle cariños a Christine y ella se ríe.

—Bien, iré por mi almuerzo, ¿Pueden cuidarla? —les pregunto, ellos asienten de inmediato.

Camino hacia la mesa y suspiro durante el camino. Algo me dice que la decisión que había tomado no era la correcta. Una sensación dentro de mi pecho me inquieta y es como si me gritará que Joel no es el indicado.

Un golpe en seco contra el cuerpo de alguien más me saca de mis pensamientos y me sobresalta.

—¡Lo siento mucho! No me fije por donde...—mi voz se esfuma en cuanto aquella persona se gira desconcertado a mirarme.

Su boca se abre y se cierra varias veces. Mi cuerpo se paraliza, la respiración se me entre corta y las piernas me fallan.

Siento mi corazón latir como la fuerza del mar y como si las olas golpearan dentro de mí, formando un tsunami de emociones.

Un sollozo muy fuerte abandona mi garganta y después me llevo las manos a la boca para tratar de acallarlos.

—Christopher. —pronuncio su nombre en un hilo de voz.

Él me abraza con fuerza y ambos nos soltamos en llanto, aferrándonos el uno al otro como si tuviéramos miedo de que esto fuera un sueño y en cualquier momento nos desvaneciéramos.

—Mi amor, estas aquí. —me dice, sin soltarme. Sus manos acunan mi rostro.

Ambos tenemos los ojos rojos, las pestañas mojadas y el rostro empapado de lágrimas. Mi cuerpo tiembla ante su toque.

—¿Alex?

Aquella voz...

Me separo un poco de Christopher y detrás de nosotros se encuentra Zabdiel con la boca abierta. En realidad todos los que están aquí nos miran con sorpresa y sin entender lo que pasa.

—No puedo creer que estés aquí, mi amor, no sabes lo mucho que te he extrañado. —la voz de Christopher, sus brazos rodeando mi cuerpo y la cercanía de nuestros cuerpos, es la sensación más hermosa que he podido sentir.

SURVIVORS |C.V.| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora