Impulsos del corazón
—¿Qué bicho te picó? —le pregunta Alex a Christopher con el ceño fruncido desde el porche de la casa. —¿Acaso no quieres volver a ver a tu mamá? ¿A tu abuelita?
Christopher suelta un suspiro frustrado y deja las pinzas de cocina sobre una agarradera del asador. Camina hasta el barandal de madera y se recarga en este, mirando a Alex con una mueca.
—Claro que quiero verlas...—murmuró el muchacho afligido. —Es solo qué... Dios, no sé... ¿Y si nuestro viaje es en vano? ¿Si nuestras familias ya no están?
—¿Dónde quedó el Christopher optimista que conocí? —Alexandra se levanta de su asiento y se cruza de brazos, parándose detrás del barandal frente a Chris de manera autoritaria. —¿Te vas a rendir asi de fácil? ¿Acaso tu madre te enseñó a ser un cobarde?
—¡Deja de mencionar a mi madre! —gruñe molesto. —¿Es que acaso estas en tus días? O ¿Por qué estas siendo tan irritable?
Alex abre la boca ofendida, se da la media vuelta y entra a la casa furiosa, azotando la puerta. El cachorro que estaba quedándose dormido, tras el ruido de la puerta pega un brinco alarmado y gira la cabeza en dirección de su dueño sin comprender.
—Mujeres. —le dice al perro, encogiéndose de hombros. Ollie responde con un ladrido y Christopher vuelve al asador a terminar de cocinar esos pescados.
Alexandra se sienta en uno de los sillones de la sala, sube las piernas y esconde la cabeza entre sus rodillas. Una lágrima resbala por su mejilla y ella la limpia de inmediato molesta.
—Y una mierda que me quedo en este lugar de brazos cruzados Christopher. —murmulla demasiado molesta, hace una pausa para tomar aire y continua. —Seguiré sola. —decide.
A los pocos minutos, Christopher entra a la casa sosteniendo una vasija con los pescados dentro. El contenedor desprende humo y un aroma que, a Alex, le parece asqueroso. Pero no hay más, es eso o quedarse sin comer.
—La comida está lista. —anuncia el muchacho, con voz demasiado débil. Se le nota a kilómetros el arrepentimiento y lo avergonzado que está por haberle dicho tales cosas a Alex.
Alexandra no contesta nada y se levanta del sofá con dirección a la mesa. Christopher no le quita la mirada de encima pero tampoco dice nada. Así que los dos, junto a su orgullo, comen en silencio durante un rato.
Alex termina su plato y cuando está por levantarse a lavarlo, la voz de Christopher la detiene.
—Alexa...—la llama, con arrepentimiento.
—Ya lo pensé bien Christopher...—le responde, con demasiada seriedad. Christopher junta las cejas confundido, sin saber realmente a que se refiere. —Si tu no quieres seguir, quédate. Yo voy a buscar a mi familia sola, no me importa, porque por mi madre y mi hermana estoy dispuesta a arriesgarme a todo.
—Alexa...—vuelve a decir su nombre, pero esta vez, con dolor. Ella tiene la intención de marcharse de la mesa, pero el castaño la toma del brazo. —Las cosas...
—Alexa nada. —contesta, zafándose de su agarre. —Me agradó mucho conocerte, pero al parecer, nuestros caminos terminan aquí.
[>>>]
Alexandra se ha pasado todo lo que resta del día encerrada en una de las muchas habitaciones de la casa. Se permitió llorar por un largo rato, dolida por la decisión que había tomado.
Pero es que, no podía quedarse aquí y fingir que su familia no existía más. Es evidente que le ha tomado un cariño inmenso al chico de ojos miel y cabello castaño que está ahí afuera, pero el no es razón suficiente para quedarse.

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SURVIVORS |C.V.| TERMINADA
FanfictionAlexandra Green es una estudiante de veintiún años, con notas medianamente buenas. Lleva una vida normal al lado de su madre y su hermana, tiene un novio y el sueño de ser profesora. Un día, la ciudad donde vive; Bentonville, se ve envuelta en el ca...