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Hickory y un viejo amigo

Observo a Christopher de re ojo y después, clavo mi vista en la unión de nuestras manos. Se siente bien, se siente muy bien ir de su mano. Él me da una sonrisa fugaz y lo escucho suspirar.

De pronto, el Jeep comienza a hacer un ruido extraño y Christopher agacha la mirada hacia el tablero tratando de buscar que pasa. Miro a través del espejo a mi costado y noto como vamos dejando un rastro de humo negro. Algo no anda bien.

—¿De nuevo la gasolina? —le pregunto, al notar su semblante de preocupación.

Christopher niega y me extiende el mapa. Lo tomo sin entender.

Busca un lugar para quedarnos, vamos a tener que parar a que lo revise y ver cuál es el problema.

—¡¿Detenernos otra vez?! —jadeo asombrada. —A este paso vamos a llegar a Washington el año que viene. —me quejo.

Christopher se encoje de hombros y me da una mirada de disculpa, aunque él no tenga la culpa de nada. Acaricio su mejilla buscando hacerlo sentir bien y él sonríe ante mi tacto.

Clavo mi vista en el mapa y suspiro, buscando algún pueblo o entidad cercana que nos sirva de refugio por algunas horas o días. Mi dedo se pasea a través de la hoja de papel arrugada hasta que el nombre de un condado me suena demasiado familiar.

—Hickory. —pronuncio con melancolía y una pequeña sonrisa.

Christopher despega los ojos de la carretera por un pequeño momento y pone su atención en el lugar donde apunta mi dedo índice. Asiente lentamente y conduce por la carretera que nos llevará a aquel pequeño condado donde nacieron mis abuelos paternos y donde vivió mi padre una parte de su infancia.

Aún no puedo creer que la primera vez que visito este lugar, sea en medio de un apocalipsis zombie. Y es que yo era muy pequeña cuando mi padre murió a causa de cáncer pulmonar, por lo tanto, la mayor parte de mi infancia lo vi enfermo y sin ánimos de salir.

Suelto un suspiro melancólico y Christopher me mira intrigado.

—¿Pasa algo? —me pregunta, preocupado y curioso.

—Nada, solo recordé a mi papá. Él y mis abuelos vivieron en Hickory. —Confieso. Christopher aprieta levemente nuestras manos entre lazadas. —Y es la primera vez que iré.

—Pero no todo es tan malo. —dice. Lo miro con el ceño fruncido y el suelta una carcajada. —Ok, ok, si, estamos en medio de la nada, con el auto dañado, con monstruos come gente alrededor pero estamos juntos. Tu y yo contra el mundo, ¿De acuerdo?

—Tu y yo contra el mundo. —repito, con una sonrisa adornando mi rostro.

Christopher asiente y enfoca su atención en el camino nuevamente mientras observo por la ventana lo horrible que luce todo. Carreteras vacías llenas de hierva con personas deambulando con la vestimenta rasgada, el cuerpo lleno de sangre, la piel desprendida mostrando huesos y órganos. Todo es horrible por donde lo mires, pero Christopher a pesar de todo, sonríe y tararea una canción con tanta alegría, que en verdad lo admiro.

Siento un alivio cuando el letrero de Hickory nos da la bienvenida junto con el numero de habitantes que contaba en ese entonces.

Entramos al condado, donde todo está en un perturbador silencio. Las calles destruidas, los semáforos rotos y caídos, los árboles secos con algunas ramas impidiendo el paso, las tiendas están con cristales rotos, algunas con el techo o paredes colapsadas. Hay cuerpos y animales desgarrados y ensangrentados en el piso.

SURVIVORS |C.V.| TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora