Confesiones

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Narra El señor Peter.

Elian, quien había decido por fin vivir su vida a mi lado, se encontraba recostado a mi lado, las marcas de mordidas que había dejado en sus hombros y cuello me parecían bastante sexis.

Después de haberlo penetrado sin parar por dos días desde que lo vi, no puedo comprender como es que sobreviví tantos años sin verlo o tocarlo.

Pase mi dedo por su torso desnudo causando que se estremeciera, girandoce y dándome la espalda.

Me gire boca arriba imaginando lo que había sucedido sin el.

Cuando llegó la época de apareamiento recuerdo que siempre le pedía a Eleazar que me dieran posimas para dormir durante esas temporadas, la verdad era que tenían que encerrarme porque las manadas vecinas siempre enviaban a lobas herederas a buscarme, sin embargo mi cuerpo y alma le pertenecían a Elian.

Era insoportable, y prácticamente engañaba a mi mente al imaginarlo a él siendo quien recibía mi semilla, por suerte y con un poco de semilla las temporadas de celo terminaban, conmigo despertando en el sótano lleno de semen y hambriento.

Imaginar que Elian era quien recibía todo de mi ciertamente ayudaba, mi mente prácticamente fue engañada.

Elian se movió un poco abriendo los ojos viéndome directamente, sus mejillas rápidamente se tornaron de un rojo muy lindo.

- Buenos días - le sonreí acercándome a él para darle un beso fugaz haciendo que se apenara.

- Buenos días Señor Peter - Murmuró el desviando su mirada después del beso.

- ¿Estas cansado? - pregunté tal vez anoche había sido muy brusco.

El negó con la cabeza volviendo a mirarme a los ojos.

- sólo me duelen un poco las piernas - confesó apenado.

- ya veo-dije levantándome y buscando la posima humana que aliviava el dolor Elian solía llamarla medicina - Elian, ¿vivirás aquí conmigo verdad? - pregunté una vez que los encontré en el cajón. - Aquí conmigo no te faltaría nada, y si me lo Pidieras te daría mi vida - dije mirándolo a la cara y acercándome con la caja.

- Señor Peter - Sus mejillas estaban rosadas, me senté frente a él y abrí la caja sacando la medicina y acercandole un brazo de agua.

- si te soy sincero, en el tiempo que estuve sin ti fue muy difícil, no puedo estar más sin ti, si no te quedas podría desvanecer - confesé tomando su mejilla y dándole la pastilla en la boca para inmediatamente pasarle el agua.

Mientras el bebía el agua lo Mire detenidamente, al verlo de nuevo quería hacerlo mío.

No sabía cómo había echo todo este tiempo sin el.

- Lo pensaré, no quiero ser una molestia - dijo el sin verme a la cara - sin embargo ¿puedo quedarme unos días? - pregunto el apenado.

- Preguntas como si fuera a decir que no ¿acaso no entiendes que yo y todo este lugar te pertenece? - Pregunté juntando mi frente con la suta- Te necesito Elian, y aunque no es algo común en los lobos, te amo - El se ruborizo de pies a cabeza.

Puse su cabello en mi nariz, dejándo que su aroma entrará en todo mi cuerpo, luego pase a su cuello causando que se estremeciera.

De nuevo ese aroma a exitacion que me mataba, debía controlar mis instintos puesto que era humano y alguien frágil.

Puse mi mano en su entre pierna y evidente tenía una ereccion matutina, sonreí ladino y me aproxime metiendo su pene en mi boca.

- Señor Peter - SE exaltó ruborizo, siendo interrumpido por mi movimiento de legua el cual lo arqueo de placer, aprovechando la humedad, coloque mi dedo en su entrada comenzando a moverlo haciendo que le diera más placer.

Quería tenerlo solo para mi, ojala pudiera encerrarlo y hacerlo Solo para mí.

El humano y el alfa [yaoi/gay](omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora