•Capítulo 11. Aiden•

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Joder. No sé cómo diablos me aguanté en el elevador, cuando tenía ganas de follármela ahí mismo. Hace cinco putos minutos la mandé a traerme el café. El no poder controlarla a ella como quisiera me vuelve completamente loco.

En ese momento entra Liam. Un volcán en plena erupción hace eco en todo mi cuerpo cuando lo veo agarrando a Buckett. Ella está sin fuerza.

Sabía que tenía que llegar a la primera planta para traerme el café, que a ella le asusta entrar en el elevador. Aun así la mandé allá, todo porque es la única manera de mantenerla alejada de mí. No soporto tenerla cerca y no poder hacerla mía.

Liam la sienta en una silla. Y se agacha frente a ella.

— ¿Preciosa te sientes mejor? —le dice mi amigo mientras con una mano acaricia su pelo. Ya no es un volcán, ahora son dos. Ella asiente. Pero todavía se ve muy débil.

—Liam ahora eres samaritano —comento de mala gana y ni siquiera fijo mi atención en ella.

—Preciosa te acompaño a tu mesa. Necesito hablar con mi amigo —le dice. La toma de los hombros y la acompaña hasta su mesa. Entra de nuevo en mi oficina, coge la botella de agua San Peregrino que estaba sobre mi mesa y se la entrega.

Cierra la puerta tras su paso.

— ¿Qué coño te pasa Aiden? ¿Por qué la tratas tan mal?. La chica no es capaz de subirse al ascensor y tú la envías de un duodécimo piso hasta el primero y así sucesivamente. Si está así es por bajar los doce pisos.

— ¿Desde cuándo a ti te ha importado tratar bien a las chicas?

—Desde siempre Aiden. Las llevo a mi cama cuando yo quiera sin ningún tipo de compromiso. Sin embargo, tú estás exagerando, no son animales, son mujeres. ¿De dónde viniste tú?

—No me estés dando lecciones de como tratar a las mujeres. Tú no eres el más indicado.

— ¿Dónde está Astrid?.

—Vas a demorarte unos días para poder follártela. Le di unas vacaciones.

—No seas gilipollas, Astrid no me interesa. ¿Y esta chica?

—Es la nueva secretaria.

—No estoy entendiendo. Astrid lleva años siendo tu secretaria. Esta chica te interesa Aiden te conozco.

—No jodas Liam. Follármela en un hotel es lo único que me interesaría de esta chica. Crees que alguien como ella podría lograr lo que no ha logrado montones de mujeres con mejor cara y cuerpo miento. Es todo lo contrario a lo que he expresado en alta voz. Buckett ha sido la primera en provocar cosas en mí.

Cuando levanto mi vista ahí está ella frente a la puerta. Mi silencio hace que Liam se voltee y vea a Buckett. Ella sale corriendo.

Joder, sé que me odiará por esto, pero es lo mejor para ambos.

Salgo rápido tras ella. Tomo las escaleras, no será capaz de coger el ascensor. Comienzo a bajar todos los pisos lo más rápido que puedo. Primer, segundo, tercer piso, no la encuentro. Sin embargo, ahí estaba en el cuarto piso, sentada en el último escalón con sus pies juntos y las manos cruzadas encima de las rodillas, donde apoyaba la cabeza. Escucho suspiros. No sé querer a nadie. Sufrirá aún más si se acerca a mí.

—Buckett piensas quedarte ahí todo el día. Tienes trabajo por hacer —le digo mientras avanzo los pocos pasos que me separaban de ella.

— ¿No crees que ya me has humillado bastante hoy? —inquiere levantándose del suelo y limpiando sus ojos. En otras circunstancias me hubiese importado una mierda. Pero ella me importa, me importa mucho. Y verla así hace que me sienta un gilipollas.

No lo reflexiono mucho y agarro su cara con mis manos. Con el dedo pulgar recorro el contorno de sus labios. No creo que pueda esperar más. La llevo contra la pared para que no tenga escapatoria.

Comienzo a besarla, no lo he hecho de esta manera nunca, pero joder se siente tan bien. Un gemido ahogado sale de su boca. Necesito tenerla aquí entregada a mí, si no me volveré loco. La tomo de la cintura y la subo hasta mis caderas, a mi espalda cruza sus piernas.

Su teléfono suena. De un movimiento brusco baja de mí.

—Mamá ¿Qué sucede? —pregunta ella.

—Mamá estoy trabajando. Ven a A.S Enterprises pregunta por la cafetería a la recepcionista ahí te estaré esperando.

—Está bien mamá. Un beso.

Guarda su teléfono en el bolso y vuelve su vista hacia mí.

—Señor Stone usted va a follarme en un hotel cuando yo lo quiera o lo decida. Más, eso lo decido yo. Aunque seas mi jefe no te da derecho a referirte como si yo fuera tu propiedad, porque no lo soy -comenta con determinación y me gusta.

—No lo pareció hace apenas unos minutos.

—Hace algunos minutos no estaba pensando con claridad.

—Conmigo nunca lo harás —aseguro y su rostro es dominado por la curiosidad.

—Se ve que no me conoces —Sonríe—. Ahora señor, ¿crees que pueda ir a ver a mi mamá?.

—A la hora de almuerzo -zanjo y su sonrisa se esfuma. Es horario laboral.

Desde que la conozco mis cambios de humor parecen estar sobre una montaña rusa... pero una grande... se elevan tan alto y caen a la misma velocidad. De pronto, estoy bien, tranquilo, siento que tengo al fin lo que quiero, y eso me hace sentirme jodidamente bien. De la nada, todo lo que tenía en mis manos parece irse, como si no lo pudiera controlar... al menos no como lo controlo todo, y eso me fastidia y cabrea de una forma que no había experimentado nunca.

—Muy bien señor —Da unos pasos para subir hasta el duodécimo piso—. Moriré subiendo y bajando escaleras todo el santo día -protesta en baja voz.

Llegamos a mi oficina. Liam está en la puerta. Sabe perfectamente que algo no anda bien conmigo pero tampoco pienso confirmárcelo.

— ¿Ya estás mejor preciosa? —vuelve a preguntar Liam

¡Preciosa! Quién coño le dijo a él que le puede decir así. Lo está haciendo para provocarme.

—Sí. Muchas gracias, señor... —Se queda en silencio al no saber el nombre.

—Preciosa llámame Liam —le dice con una sonrisa.

Joder, voy a terminar partiéndole la cara.

—Muchas gracias Liam. Estaré en deuda contigo. Fuiste capaz de subir doce pisos por ayudarme.

—Que te parece una salida hoy al Pura Club. Así líquidas tu deuda conmigo.

¡¡¿Qué demonios?!!

—No lo sé Liam. Tengo cosas que hacer.

—Vamos muñeca no te hagas de rogar. La pasarás muy bien.

¿Cuántos nombres más le va a poner para que yo le rompa la cara?

—Está bien Liam iré. Pero solo por esta vez.

—Buena elección preciosa —Le da un beso en la mejilla. Un huracán me estremece.

— ¿Buckett no ibas a encontrarte con tu mamá?. Te está esperando.

—Pero... —comienza a hablar y la interrumpo.

—Tendré que hablar con Liam.

—Está bien señor —dice al final algo confusa.

Inmune a sentir [Inmunes 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora