•Capítulo 21. Keira•

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Abro los ojos. Nunca he dormido mejor en toda mi vida. Estoy sobre su pecho. Él aún está durmiendo. Se ve tan hermoso así, una mano rodea la almohada por encima de su cabeza y la otra está sobre mi espalda.

Anoche fue increíble. Comimos juntos, vimos una película de terror, jugando a piedra, papel o tijera nos decidimos, si ganaba él tocaba ver una aventura, si ganaba yo terror y por supuesto gané yo. Reímos muchísimo. Tuvimos sexo increíble.
Analizo su rostro, cómo puede ser que luzca tan fascinante incluso durmiendo. Mi mirada tal vez pesa, porque acaba de abrir los ojos.

—Supongo que ya es hora de irme —me levanto de la cama pero él hala mi brazo y vuelve a tirarme.

—Aún no te he dado permiso —dice.

—Volvió el mandón de Aiden Stone.

—Te preparo algo de comer y te llevo a donde quieras.

—Aiden sabes que voy a ver a tu mamá y a tu hermana.

—Lo sé. Y no me importa. Mi hermana sabe perfectamente que está pasando y mi madre se lo imagina.

—Ya, pero, eso sería como darle seguridad a tu madre y no quiero Aiden porque tu y yo no somos pareja y no quiero que piense que soy una cualquiera.

—No conoces a mi madre Buckett, ella desde que te conoció le caíste muy bien, si no créeme te lo hubiera hecho saber.

En ese momento entra un WhatsApp.
Es Gabriela.

Ven a mi casa. Mamá y yo te esperaremos aquí. Le avisé a Andrea.

—Tengo que ir a casa de tus padres. Allí me esperan —le informo.

—Iré a prepararte algo de comer —dice mientras se levanta de la cama.

—Aiden ¿Dónde está el baño?

—Primera puerta aquí en el pasillo —se detiene y me observa—. El cepillo rojo es tuyo.

Que significa que aquí haya un cepillo para mí. Me surge la duda. Con Aiden nunca se sabe. Él siempre te sorprende o para bien o para mal.

Entro al baño. Madre mía. Las paredes en negro, el piso en blanco. Los artículos del baño son en blanco todos.

Abro la ducha y me introduzco debajo. El agua caliente cae sobre mi cuerpo.

En ese momento recuerdo como ha sido todo en los últimos días.
Estoy muy cerca de él y aunque no lo quiera estoy sintiendo cosas...cosas que no sé explicar aún, pero que al final se que esto solo es  un camino...un camino a ena...

—No Keira ni lo menciones —me regaño a mí misma.

Terminó de bañarme y me envuelvo en una toalla que había en una pequeña cesta de madera.

Sobre una repisa blanca hay de todo tipo de productos para el aseo. Cojo el cepillo rojo. Al lado había uno negro. Cepillo mis dientes y salgo del baño.
Sobre la cama de Aiden habían dos bolsas, las abro.

Había unos jeans azul marino, un top de mezclilla del mismo color y un par de tenis blanco.

En el fondo me alegra saber que conoce muy bien mis gustos.

Salgo a buscar a Aiden. Ahí estaba poniendo el desayuno en la mesa.

—Aiden y esa ropa encima de la cama —pregunto.

—Para tí —dice como si fuese obvio.

—Te dije que a mí no me compraras nada —alzo un poco la voz—. Ignoras siempre lo que digo.

—Casi siempre —bromea.

—Aiden no es gracioso, te estoy hablando en serio.

—Keira, me estabas diciendo que no querías confirmarle a mi mamá que teníamos algo, pero llegando a mi casa con la misma ropa de ayer, conmigo —asegura—. Crees que no es muy obvio.

Inmune a sentir [Inmunes 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora