No lo entiendo. Hace poco me dijo que tenía que esperar a la hora de almuerzo. ¿Por qué se tiene que comportar tan mal conmigo? No sé qué le pude hacer para que sintiera tanto odio hacia mi.
Recojo mi bolso en la silla. Mientras bajo por las escaleras me como una chocolatina. Los pies me duelen demasiado. Bajar y subir escaleras no es algo que le agrade a nadie y menos si ese proceso lo tienes que repetir varias veces al día.
Llego a ese piso donde hace pocos minutos me sentí tan bien en sus brazos. No puedo negar que es un gilipollas y que la mayoría de las veces lo quisiera asesinar pero me encanta. No puedo mentirme a mi misma.
Siento su olor a menta en mi ropa. El mejor olor que he sentido en mi vida. Sus labios —suspiro—, la mejor sensación de todas. Si no hubiese sido por mi mamá, hubiera cometido una estupidez, que iba a ser increíble, pero al fin y al cabo estupidez.
Bravo por tí Buckett acabas de fijarte en el hombre más odioso sobre la faz de la tierra, el mismo es tu jefe, pero que además le dijo a su amigo que solo le interesaba follarte en un hotel.
¿Eres masoquista o te gusta jugar con fuego?
Voy tan concentrada en mis pensamientos que no me doy cuenta que había bajado ya once pisos. La última escalera y ya está.
Camino hasta la cafetería. La última vez que iba no llegué pero desde aquí puedo observar el letrero dorado sobre una placa negra que indica que es la cafetería.
Al llegar a la puerta me toma unos segundos mirar todo el local para localizar a mi madre, pero no la veo.
Ahí está él. Apoyado a la barra, me mira fijamente, las piernas se me aflojan, evito el contacto, no quiero demostrarle cuanto eco puede hacer en mi esa simple mirada.—Keira —me llama Enzo. Estaba justo al lado de Aiden. No había mirado más allá de Aiden.
Camino hacia ellos, Liam todavía estaba aquí.
Mi sonrisa se ensancha al ver a Enzo. Me temo que la última vez no fui agradable con él.
—Enzo —lo saludo—. ¿Aún estas aquí?
—Todavía me quedan asuntos pendientes en San Francisco.
—¿Acaso tiene algo que ver con Andrea?.
—Por eso siempre tenías tantos pretendientes en la prepa. Eras un lince para captar intereses.
No puedo evitar mirar a Aiden cuando Enzo dijo eso. Está muy serio. Aunque siempre es así, está vez veo su mirada es enfurecida.
—Te faltó mencionar que también es muy guapa —comenta Liam.
—Piensan quedarse todo el almuerzo hablando de Buckett —ruge el león—. Me parece hay otros temas mucho más interesantes.
—Algún problema con eso Aiden —lo reta Liam.
Aiden abre sus manos, levanta un poco los hombros y las vuelve a llevar a sus bolsillos—. Ninguno —dice al final.
—Keira en realidad vine aquí a hablar contigo de algo importante —llama mi atención Enzo—. Sentémonos allí —señala una mesa bastante cerca a nosotros.
Asiento. Y nos dirigimos hasta la mesa.
—¿Qué sucede Enzo?
—Tu mamá venía a hablar contigo pero le dije que yo lo haría —a mi mente viene mi papá. Me asusta pensar que le haya pasado algo.
—¿Pasó algo malo? —pregunto de prisa.
—No, tranquila. Hoy fui con tus padres al médico —lo voy a interrumpir pero el extiende su mano para que guarde silencio—. Escúchame Keira, se que no te gusta esta clase de ayuda, pero son tus padres. Recuerdas como me llevaba con ellos, todos los viajes que hicimos, me daban el cariño que mis padres no me daban por andar de viajes de negocios.
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Inmune a sentir [Inmunes 1]
Romance... Aún siento su mirada intensa sobre cada paso que daba. No sé cómo mi cuerpo respondió tan bien. El corazón se me aceleraba y las piernas no andaban tan firmes, a decir verdad, caminaba por pura inercia. Solo lo miré tres segundos pero me bastaro...