Caminé por aquel lugar ante la atenta mirada del Rey, que me seguía a una corta distancia. Distintas especies de flores silvestres se amontaban alrededor de la cascada. Aquel lugar era maravilloso y a la vez enigmático. Nunca algo semejante habían visto mis ojos.
-Es...magnífico.
-¿Nunca habéis visto uno antes? -preguntó el Rey con curiosidad.
-En mi pueblo los bosques eran sólo un montón de árboles que oscurecían la tierra con sus copas. Lo más parecido a esto son los riachuelos...
Por el rabillo del ojo pude ver como el Rey Halek curvaba sus carnosos labios. Rápidamente giré la cabeza centrando mi atención en las flores. Su cercanía me confundía y me ponía nerviosa.
Como si hubiera leído mis pensamientos, el Rey me da la espalda y se va alejando. Me sorprendí ante esa postura, ya que él siempre estaba encima de mí todo el tiempo. Quizás era mejor tener esa distancia.
De repente, empieza a despojarse de su vestimenta ¿Qué estaba haciendo? Con vergüenza oculté mis ojos con mis manos, pero la curiosidad y el deseo me obligaron a que mirara sin el consentimiento de él, que poco le importó al girar su cabeza y sonreír con malicia. Aquel hombre era una tortura para mi acelerado corazón. Empecé a balbucear.
-¡¿Qué...qué estáis...?! -pero sus pesadas ropas se abalanzan a mi rostro tapando toda luz que pudiera ver.
Con éxito me las quité de encima y me dispusé a seguir maldiciendo al Rey, pero mi garganta no emitió sonido alguno al ver que en vez de un hombre desnudo enfrente de mí estaba aquel lobo blanco de ojos rojos que ví por primera vez en el dormitorio del Rey.
El lobo se giró y me miró fijamente sin moverse de su lugar. Yo estaba igual, contemplándolo, con las ropas de él en mis brazos. El olor que desprendía de ellas paralizaban mi cuerpo y agudizaban mis sentidos. La imagen del lobo junto a su intenso olor me hipnotizaba. Me hacían olvidar del odio que le tenía y del dolor que me provocaba al alejarme de él. Con la intención de tocarle dí unos pasos, pero el lobo se volteó y corrió entre las flores hasta meterse debajo del agua de la cascada.
¿Por qué se había alejado? Sentí algo húmedo en mis mejillas y por inercia me toqué la cara. Había lágrimas en ellas, ¿por qué estaba llorando?, ¿acaso ha pensado que estaba triste? ¿Qué me dolía? Mi cabeza parecía como un montón de telarañas. Sin saber como reaccionar me senté en el suelo, dejé sus ropas a uno de mis lados y con un tallo de una flor danzando entre mis dedos, me quedé contemplando al lobo blanco de la cascada.
Era hermoso. Su pelaje mojado atraía la luz del sol que le hacía brillar y sus ojos de fuego me miraban con intensidad. Quería acariciarlo, deseaba acariciarlo ¡No Freya! ¡Él es el enemigo! ¡Todo esto es cosa de esa conexión de los mates! Pero aun así necesitaba estar a su lado, tocar ese pelo blanco y sentir con la palma de mi mano lo suave que era.
Sin darme cuenta y guiada por los sentimientos de mi traicionero corazón caminé para estar con él, adentrándome en la laguna. El agua, cada vez que avanzaba, mojaba el vestido verde y mis piernas. El lobo me miró sorprendido y preocupado, pero se mantuvo quieto por miedo a que hiciera algo que le odiara.
Cuando no sentí en mis pies el tacto de las rocas intenté con todas mis fuerzas nadar, como me había enseñado mi padre, pero aquellas enseñanzas solo eran de boca. Moví en semicírculos mis brazos y piernas, pero me eran imposible avanzar. El agua entraba por mi garganta, quitándome el oxígeno, y mi cuerpo se hacía más pesado.
Debajo del agua vi una mata de pelo blanco que no dude en aferrarme a ella para sobrevivir. Al agarrarlo un fuerte tirón llevándome a la superficie me ayuda a visualizar los rayos del sol y sentir el agua corriendo por mi cuerpo.
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MATAR AL ALFA [POR FINALIZAR]
WerewolfLa tiranía de los hombres lobo ha ido muy lejos para llegar a invadir tierras humanas y esclavizar a su gente. Algunos rebeldes se infiltran en el castillo, incluyendo a la joven Freya, quien había perdido a su padre y sólo queda la venganza de su c...