CAPÍTULO 15: SECUESTRO (Parte 1)

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-¡Ya estáis!, podéis veros -dijo Alesa soltando la falda del vestido, dejando que el aire la colocara.

Asintiendo me giré sobre mis pies para mirarme. Llevaba un precioso vestido blanco con bordados dorados y rojizos por todas partes. Las mangas eran estrechas pero se engrandecían en las muñecas decoradas con volantes de fina tela. La falda con algo de encaje dorado flotaba alrededor de mí mientras me movía para valorar la comodidad y su ligereza inconscientemente. Toqué mi cabello para asegurarme del magnífico trabajo que había hecho Alesa; una trenza de mi propio pelo como si fuera una tiara y el resto en un bajo moño trenzado.

-Falta el toque final -dijo Alesa cogiendo una pequeña caja. La abrió y sacó un frasco pequeño conteniendo polvos rojos. Puso un poco en su dedo y me lo pasó por los labios. Al terminar se retiró un poco y observó su maestría- Ahora sí que os he dejado hermosa.

-Os lo agradezco Alesa -dije con una sincera sonrisa.

-No me lo debes de agradecer, es mi trabajo -ante la falsa tos de una doncella por la falta formalidad y una mirada de reproche por parte de Alesa volvió a hablar- El Rey Halek me recomendó que os arreglara y os preparara para la fiesta. Iré a informarme cuando podéis salir.

-Gracias Alesa -y llevándose a las otras doncellas con ella, me quedo sola en mis aposentos.

Aún tenía la incertidumbre de saber este tal cambio de opinión. Me había dejado guiar por el corazón y no por la razón, y creo haber tomado una grata decisión, pero un sentimiento de miedo me alarmaba y oprimía el pecho, y no era por el ajustado vestido. Tenía el presentimiento de que en la fiesta pudiera ocurrir algo malo que se convirtiera en un desastre.

Respiré profundamente y miré por la ventana. Ya había decidido ser tomada por Halek y no me echaría para atrás. Quería seguir experimentando aquel sentimiento que tenía con él y disfrutarlo. Podía ser una razón descarada pero ya no podía huir más del amor hacia ese hombre.

¿Y tú venganza Freya? ¿Acaso lo dejarás así? Aquella vocecita de mi cabeza acompañada de los rostros de mis fallecidos camaradas seguían recriminándome, siendo un gran mártir en mi conciencia.

Después de un tiempo mirando el paisaje nocturno del bosque los golpes de la puerta hicieron que abandonara mis pensamientos y me centrara en el presente. La puerta se abrió levemente y la cara de Alesa se asomó por la puerta.

-Ya es la hora -dijo con una sonrisa. Asentí levemente y con pasos inseguros caminé hacia ella. Al estar cerca susurró en mi oído- No os preocupéis, todo saldrá bien.

Aquella opresión volvió a aparecer. Quise responderla pero acallé mi réplica. La miré con una sonrisa en mi cara y caminamos juntas por los oscuros pasillos del castillo.

***

En el gran salón se podía escuchar el barullo de gente, iniciando el banquete.

Cada vez me puse más nerviosa. La idea de la fiesta es que el Rey Halek quería presentarme ante toda su guardia y el pueblo como su futura esposa y el triunfo de sus conquistas. Puse alguna objeción ante lo primero pero no fue escuchada.

Alesa me guió hacía las escaleras detrás de una cortina, donde me pidió que esperara.

-El Rey vendrá en un momento. Yo debo de ir a las cocinas con las demás -me puse más nerviosa y agarré su delantal para que no se fuera. Alesa me dio una sonrisa y me abrazó- No os preocupéis. Estáis hermosa...

-No puedo evitarlo. Todo está yendo muy rápido.

Alesa me estrechó con más fuerza y acarició mi espalda.

MATAR AL ALFA  [POR FINALIZAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora