Los rayos del sol comenzaron a colarse a través de las rejas de la ventana de mi alcoba y se posaron en mis ojos, obligándome a abrirlos ante el malestar.
Me sentía confundida por el sueño que tuve. Pero sabía que no era un sueño, sino un recuerdo de mi infancia. Me esforcé en volver a recordarlo, fijándome en cada detalles de aquellas imágenes, pero nada nuevo aparecía. Cuando quería avanzar más el dolor de cabeza aumentaba, como si una barrera me impidiera más allá.
Quise derribar aquel muro mental, pero el olor de las petunias me embriago y me distrajo ¿El Rey estaba aquí? Busqué con nerviosismo donde se hayaba, alerta a cualquier movimiento.
Y le encontré en una esquina de la habitación, debajo de la ventana, sentado en una silla. Le miré con odio y rebeldia, pero él no hizo nada. Al prestar más atención sus párpados estaban cerrados, durmiendo plácidamente.
Era mi oportunidad. Podía matarle ahora que sus defensas estaban bajas. La última vez que le ataque se me retiraron todo lo que podía usar como arma. Sin embargo, había conseguido sin que me descubrieran un cuchillo de la cocina. Con mucho cuidado lo saque de su escondite, oculto en el colchón. Sin hacer un ruido me levanté y me acerque a él.
No me había notado cuando estuve a su lado. Sonreí de satisfacción. Eleve el cuchillo dispuesta a clavárselo en su corazón. Por fin lo conseguiría. Por fin cumpliría mi venganza haciéndole pagar por todos sus crímenes, por esclavizar a los de mi raza. Su vida estaba en mis manos y una vez que la destruya seré libre.
Dispuesta a clavárselo, algo me paro. Mis lágrimas salían de mis ojos y mis manos temblaban ¿Qué me pasaba? Una vez más lo volví a intentar pero mis manos volvieron a temblar, pero de una forma más exagerada. Sin evitarlo el cuchillo cayó en el suelo de piedra resonando por el golpe.
Miré mis manos temblorosas, aterrada "¿Qué me pasaba?" me volví a preguntar. Las lágrimas seguían cayendo pero como si estas fueran un arroyo. Toque mi cara para confirmarlo. El terror se apoderaba de mí y el dolor se hacía más grande. ¿Qué iba ha hacer? Me sentía tan culpable por intentar matarle pero ¿por qué? Ese era mi objetivo ¿por qué me sentía así? Sin aguantar estando de pie y aun mirando mis manos me arrodille ante la tristeza. Sentía como si me hubieran partido el corazón en mil pedazos. Miré al Rey Halek con furia y odio, sabiendo que él era el culpable de estar así, de ser su Mate. Me daba igual lo que me pasaría luego con tal de verlo muerto.
Pero todos esos pensamientos se esfumaron nada más verle de una forma distinta. Mi cuerpo, de estar temblando, se quedó paralizado. Mi corazón latía con fuerza y lo único que hacia es mirarle fascinada, embrujada a su imagen.
La luz aclaraban su cabello, convirtiéndolo en el mismo color que el trigo. Su piel resplandecía por donde el rayo del sol pasaba. Y en sus ojos cerrados aprecie sus largas pestañas oscuras.
Todo el odio que sentí y el miedo se esfumaron, llenando mi cuerpo de paz y tranquilidad. Era el ser más hermoso que mis ojos habían visto, como si fuera una magnífica escultura. Mi razón se esfumaba y se iba sustituyendo por...cariño, dulzura y...amor.
Con cuidado volví a acercarme a él. No quería despertarlo porque este hechizo podía terminar, pero aun así deseaba tocarlo y cuando abriera sus párpados perderme en sus ojos flameantes.
Con lentitud acerque mis dedos y toque su mejilla. Un torrente de placer se apoderó de mí. Sin darme cuenta había dejado de respirar. Recorrí con mis yemas su piel, acariciándolo con armonía. Notaba el calor que emanaba. Con osadía me atreví a poner toda la palma de mi mano en su mejilla. Mis labios se curvaron en una sonrisa contemplando la cara de niño que tenía mientras dormía acomodado en mi mano.
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MATAR AL ALFA [POR FINALIZAR]
WerewolfLa tiranía de los hombres lobo ha ido muy lejos para llegar a invadir tierras humanas y esclavizar a su gente. Algunos rebeldes se infiltran en el castillo, incluyendo a la joven Freya, quien había perdido a su padre y sólo queda la venganza de su c...