Jungkook pierde su primer embarazo y debe afrontar la pérdida mientras que Taehyung intenta que la relación con su esposo no se arruine.
"¿Lo prometes?"
"Um, puedo intentar" masculla débilmente. "No te prometo nada... pero puedo intentarlo"
Y es to...
Aki, volviendo de un episodio de bajón ajaja Todavía no caigo los 35k de leídas unu, gracias por leer y seguir acá ♡♡
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Taehyung fue el primero en entrar en el departamento y prender la luz. Dejó las llaves en la mesa de entrada a su derecha y se dirigió al perchero para colgar la chaqueta que deslizaba por sus brazos, mientras escuchaba a su esposo cerrando la puerta.
"¿Qué quieres cenar? Hoy me toca a mi cocinar" susurra acomodando la prenda en uno de los brazos del mueble.
Jungkook desabrocha lentamente los botones de su trench mientras con sus pies se quita el calzado y decide contestar encogiéndose de hombros.
"Lo que sea, estoy bien con cualquier cosa"
El pelinegro se voltea con los labios fruncidos hacia su esposo y se detiene para apreciar la belleza que porta mientras acomoda las mangas de su abrigo para poder colgarlo de manera más prolija. Jungkook se siente observado y alza la mirada, encontrando el color ámbar brillando en aquellos orbes tan amables que el otro tenía.
Y por un momento, se vio reflejado en ellos.
"¿Qué?" inquiere con suavidad, deteniendo sus movimientos.
Taehyung simplemente sonríe y niega con la cabeza de lado a lado.
"Nada, eres hermoso y me gusta mirarte" susurra ganándose como respuesta que la boca izquierda de su esposo se alce ligeramente haciendo más notorio el rubor de las mejillas. Y el mayor no se abstuvo de estrujar uno de esos dulces mofletes con sus dedos. "Me voy a cocinar"
El pelinegro se alejó de la entrada, caminando lentamente hacia la cocina. Jungkook reacciona y lo sigue, pero se detiene en la sala y se lame los labios al ver la espalda ancha cada vez más lejos de él.
"Um, me voy a dar una ducha" le anuncia observando como el otro se da media vuelta, le sonríe y asiente con la cabeza.
Jungkook comienza a caminar hacia su habitación para buscar su pijama y luego se dirige hacia el baño al final del pasillo.
Cierra la puerta y deja la ropa elegida a un lado, se acerca a la duche y abre la canilla caliente. Mientras espera a que el agua que cae adquiera la temperatura deseada, comienza a desvestirse lentamente, primero quitando el fino suéter que usa y siguiendo con la camiseta debajo de él. Sin embargo, cuando se gira para deshacer el amarre de su cinto, queda de frente al espejo colgado arriba de la bacha y por puro instinto alza la mirada, arrepintiéndose inmediatamente de haberlo hecho.
Sus ojos tiemblan cuando su cuerpo expuesto se refleja en la solidificación del mercurio y cada músculo se contrae al no hallarse lindo ante esa imagen que tiene de sí mismo.
Alza la mano en dirección a su abdomen y recorre con la punta de su dedo medio las ramificaciones de las estrías aún dibujadas en su piel, tantea cada una de ellas de manera suave, más que una caricia era un roce pero era suficiente como para tenerlo temblando cada vez que completaba el recorrido de una y pasaba a la siguiente. Y así estuvo un par de minutos hasta que tuvo la valentía de desabrochar su cinturón, bajar un poco el pantalón junto con su boxer y dejar al descubierto la cicatriz que adornaba su vientre bajo.
