Jungkook pierde su primer embarazo y debe afrontar la pérdida mientras que Taehyung intenta que la relación con su esposo no se arruine.
"¿Lo prometes?"
"Um, puedo intentar" masculla débilmente. "No te prometo nada... pero puedo intentarlo"
Y es to...
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Yoona fue la primera que notó su presencia y le sonrió cuando se dirigió a ella con la mirada.
"Buen día, mi vida" canturreó y le apartó la silla a su lado. El lugar donde enfrente, sobre la mesa familiar, yacía el desayuno de su hijo ya hecho.
Jungkook aceptó el lugar y se sentó donde su madre le indicaba. Pero no prestaba atención a la conversación entre sus progenitores, y aunque era su madre la que más hablaba y comentaba cosas azarosas, el castaño sentía como plomo la mirada de Minhyuk sobre y notaba el revoleo de ojos que la mujer casualmente le daba.
El ambiente era denso, pesado y húmedo. La tensión era palpable en el aire, de manera tan tajante y seca que la piel de los labios se le agrietaba del estrés y tenía que lamerlos constantemente hasta lastimarlos. Las respiraciones de los tres pesaban en la silenciosa incomodidad, tanto que Jungkook gritaba mentalmente salir de ese lugar.
Pero prefirió concentrarse en su tazón de cereales enfrente suyo y en terminar la taza de café que su madre le había preparado, buscando el coraje que necesita para sobrevivir en aquel entorno. Cada segundo que pasa es una respiración que da y es un número del reloj que descontar hasta volver a ver a su esposo.
Un día, un sólo día Jungkookie.
Sin embargo, Jeon Yoona fue criada, moldeada y castigada con la habilidad de envenenar -a veces de manera inconsciente- a las personas a su alrededor, incluso a aquellas que ama.
"¿Mañana te irás?" le pregunta a su hijo, inclinándose hacia él y éste sólo contesta asintiendo la cabeza mientras mastica. La mujer desliza una tenue sonrisa por sus labios. "¿No quieres quedarte más tiempo?"
Jungkook traga y se estira para tomar una servilleta del rollo que se encuentra al otro lado de la mesa, evitando la mirada de su madre.
"No" contesta sin sentimiento y se limpia los labios.
Yoona casi se atraganta ante la sequedad con la que fue tratada.
"Sabes que puedes volver a visitarnos cuando quieras, ¿no?" aplica su tono agradable y meloso.
"Hmh" responde el joven y se dedica a seguir comiendo su tazón de cereales.
La vena de la frente de la mujer se hincha y su ojo derecho palpita con cierto descontento.
"Quizás vayamos a visitarte a Seúl" propone esperando algún tipo de reacción positiva por parte del menor. "Hace mucho no vamos y tú tienes un departamento más grande que Seokjin"
Jungkook ladea la cabeza, negando.
"Ya no, la habitación de invitados está ocupada con las cosas del bebé" le explica.
Yoona asiente con debilidad y se concentra en tomar su taza de café.
Minhyuk, quien hasta el momento había permanecido en su habitual silencio, se cruza de brazos sobre la mesa y mira a su hijo con atención, notando el hábito que tiene de niño de abrir los ojos de más cuando termina de beber el último sorbo de café.