Jungkook pierde su primer embarazo y debe afrontar la pérdida mientras que Taehyung intenta que la relación con su esposo no se arruine.
"¿Lo prometes?"
"Um, puedo intentar" masculla débilmente. "No te prometo nada... pero puedo intentarlo"
Y es to...
Fue lindo mientras duró, ahora volvamos a la realidad.
Una cosa, por favor, jamás subestimen su salud mental. Es tan o más importante que la física, siempre ténganla en cuenta. Si no se sienten bien, busquen ayuda profesional. Pueden apoyarse en la familia y amigos, pero siempre es mejor contar con algún tipo de terapia. Jamás se callen o ignoren los síntomas, siempre están, hay muchas señales. No sientan vergüenza ni mientan sobre ello, sólo se harán más daño a ustedes mismos y a las personas que los rodean. Todos tenemos problemas, todos tenemos obstáculos en nuestras vidas y ninguno debe ser minimizado si realmente te duele y te complican tu cotidianidad. Por favor, normalicen cuidar tu salud mental y ayudar a aquellos que lo necesitan, es más importante que el trabajo, el estudio o aquella persona tóxica que te consume.
Y nada eso jeje, gracias por leer y por los 5k (,:Disfruten la BBC <3
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"¿Cómo has estado, Taehyung-ssi?" inquiere el señor Kim cruzándose de piernas.
El aludido se remueve inquieto en el sofá delante del psicólogo, jugueteando con sus propios dedos y tratando de esquivar la mirada indagatoria que cae en su persona. Imitando el gesto ajeno, se cruza de piernas y suspira, mirando con nostalgia la alianza que rodea su dedo anular.
"Estoy triste" confiesa sin titubeos. Hace días dejó de fingir cómo se sentía y comenzó a dejar fluir sus sensaciones actuales, sin importar cuales sean ni lo mucho que duelan. "Ayer comencé a trabajar de nuevo así que espero estar más ocupado así no pienso en ello"
El profesional ladea la cabeza teniendo listo el bolígrafo en su mano derecha y la libreta en su regazo. Suspira.
"¿Has hablado con Jungkook-ssi estos días?" inquiere
Una semana. Jungkook se había ido hacía una semana a Busan. Había exiliado su propio corazón de Seúl.
Diez minutos, eso es lo Taehyung calculó que se ha quedado de frente a las puertas de la recepción, mirando el lugar exacto dónde Seokjin había recogido a Jungkook; esperando que todo se trate de una broma, que el auto vuelva y su esposo salga de él, corra a su encuentro y lo abrace. Esperó mucho, hasta que la voz del señor Choi deseándole un feliz año lo devolvió al mundo real y tuvo que volver a su departamento. Se sentó en el sofá con las manos en su regazo y el labio inferior atrapado entre sus dientes, y no reaccionó ni cambió de posición hasta que el mensaje de Jungkook confirmando que había tomado el tren lo distrajo.
Ya era de noche y comía retazos de una débil cena, restos de la comida de año nuevo, cuando su esposo lo llamó corroborando su arribo a su ciudad natal.
Hasta ese momento, la separación iba... bien.
Pero no tener noticias de Jungkook durante dos días había vuelto paranoico a Taehyung, porque el ocio de las vacaciones le otorgaba el tiempo necesario para preguntarse por horas, maquinar escenarios fatalistas y crear nuevos miedos relacionados a el desastre de su vida actual.
