Jungkook pierde su primer embarazo y debe afrontar la pérdida mientras que Taehyung intenta que la relación con su esposo no se arruine.
"¿Lo prometes?"
"Um, puedo intentar" masculla débilmente. "No te prometo nada... pero puedo intentarlo"
Y es to...
Para ggukarma porque es la mejor amiga/sister que la vida me pudo dar ♡
Adivinen quién terminó con todos sus exámenes y ahora puede actualizar TODAS sus ff más seguido
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El conticinio en el que yace, está a punto de volverlo loco.
Jungkook tiembla y sus dedos juguetean sobre su abdomen mientras medita su decisión por enésima vez en la noche.
¿Debería hacerlo...? Hace semanas no hablaba con él y sabía que su voz sería lo único que lo calmaría ahora mismo.
La cena fue digerible gracias a la personalidad de su hermano quien buscaba no dejar huecos en la charla para que las tensiones de la mañana sean sacadas en la conversación dada. Sus padres, por fin, le prestaron más atención a su hijo mayor que a él y fue su humor el salvador de la noche. Seokjin se quedó con él mirando una película y probando el nuevo sabor de té que había comprado días atrás. Fue turno del mayor de descargar sus frustraciones en torno a su trabajo y nuevas anécdotas con respecto a su relación con Joohyun. Y Jungkook lo escuchó cómo buen hermano que era, tratando de devolverle el favor de contenerlo.
Pero ahora, luego de dos horas de haberse acostado e intentar dormirse, está boca arriba en su cama pensando en su siguiente movimiento.
¿Estará Taehyung despierto? ¿Será que le contestará esta vez? Lo necesita, su corazón le implora escuchar aquel barítono melifluo que actúa como una caricia al alma cuando lo necesita. Está vacilando en el cenit de la desesperación, no sabiendo si inclinarse hacia un supuesto futuro próspero -porque uno nunca sabe qué ocurrirá, no importa cuanto planifique- o hacia la inestable infinitud del augurio predilecto que lo espera.
Es de noche, la casa está en silencio, su hermano duerme en la habitación contigua y sus padres en el cuarto al final del pasillo.
Es él solo, peleando contra sus demonios internos.
Con valentía, toma su celular y busca entre sus contactos el único nombre que le interesa. Su coraje fluctúa a la hora de apretar el botón con el teléfono verde, pero piensa una vez más qué tiene que perder.
No tiene nada más que el amor por el hombre dueño del hoodie que usa, la otra mitad de la masa de oro de la que se ha forjado el anillo en el anular de su zurda, quien le ha regalado el brazalete plateado que cuelga de su muñeca, el propietario de sus labios y a quien su cuerpo reclama.
No tiene nada más que perder que Taehyung, y eso es algo que no está dispuesto a dejar ir.
Por eso, escucha pacientemente el tono de llamada creyendo estar preparado para todo cuando el micrófono se abre.
"Hola, Kook" lo saluda Taehyung suavemente. "¿Estás bien? ¿Pasó algo?"
Ay.
Jungkook se lame los labios y mira hacia el techo de madera.
