31. Betty

6.4K 725 294
                                        

Parpadea.

Jungkook presiona la yema de sus dedos contra sus párpados y jadea cuando el ardor se le hace insoportable.

Quedarse hasta altas horas de la madrugada frente a la computadora, completando el trabajo que había dejado inconcluso por dos días, no fue su mejor idea. Pero realmente no pudo concentrarse si el martes ni el miércoles luego de un extenuante lunes donde se la pasó reflotando sentimientos de augurio y pena.

Y ahora el sacrificio de quedarse despierto tantas horas, le estaba cobrando su merecido mientras trataba de leer los números y las codificaciones en la pantalla de su computadora, opacada por el reflejo del sol entrando por la ventana; y estos se proyectaban en doble reglón ante sus ojos o borrosos en algunas situaciones.

Ugh, necesita lentes.

Se da cuenta de su pésima postura cuando endereza la espalda y las vértebras explotan en un chasquido, jadea mientras se masajea su cuello que estira de lado a lado tratando de despertar los músculos dormidos y sus piernas hormiguean cuando las estira por debajo de su escritorio.

Está cansado.

Su única compañía durante toda la mañana fueron los suaves ronquidos de Gureum dormido en su cama y el viento soplando por las costuras de la ventana que observa.

El sol calienta lo suficiente el ambiente como para que llevar un hoodie ligero y pantalones de pijama, sea agradable. Pero sus labios permanecen áridos e irritados, quizá a falta de bálsamo o de besos. La piel de sus brazos se eriza a falta de abrazos. El cabello permanece enredado y largo, cayendo por los costados de su sienes, seco ante la falta de un tacto que lo consuele.

Jungkook rechaza la calidez del sol y clama la de un cuerpo amado.

Hace días no hablaba con Taehyung más de cinco mensajes, el mayor no se ha conectado mucho tiempo y Jungkook prefería desvelarse leyendo sus libros juveniles o terminando su catálogo de Netflix que estando con su celular.

Y ciertamente lo extraña. Porque sabe lo mucho que Taehyung odia el invierno, y lo único que quiere hacer es ir a abrazarlo hasta que sus cuerpos se vuelvan uno y el frío se vea tonto queriendo asustarlos. Quiere besarlo hasta que sus labios vuelvan a tener el color cereza que los caracterizaba, se hinchen y se nutran de su esencia. Quiere tocarlo para confirmar, una vez más, que se trata de un humano, puro y exclusivamente de carne y hueso, y no un ángel enviado para su protección. Quiere volver a pertenecer a un lugar, dejar de ser un nómade y reencontrarse con su refugio.

Ah, debe escribir.

Acatando lo dicho por el psicólogo, agarra el cuaderno violeta que desde ayer ha dejado olvidado y lo abre en la página que el marcador le indica, luego de un par de hojas escritas. Toma un bolígrafo de su estuche y se arremanga los puños de su hoodie para mayor comodidad.

Piensa, ¿qué iba a escribir?

Las palabras se dispersaron en su mente y perdió el hilo de sus propios pensamientos. Ya le había pasado esto, siempre tenía las ideas en su cabeza pero al momento de traspasarlas a una hoja, su mano temblaba sin control, sólo dejando rastro de una fea mancha de tinta. ¿Por qué teme tanto expresar en palabras sus sentimientos?

Jamás fue la persona más extrovertida del mundo, ni por asomo, pero últimamente sus emociones lo estrangulaban desde adentro, al punto de querer dejarse vencer por ellas y que todo termine de una vez.

Pero no tiene tiempo para pensar en más desvíos porque los toques en su puerta lo distraen. El castaño se apresuró en cerrar su diario y esconderlo entre los demás libros.

"Adelante" susurra el dueño de la habitación dándose la vuelta para mirar el rostro de su madre asomando por detrás de la puerta.

La mujer le sonríe amablemente y Jungkook, siendo su hijo, no puede evitar devolver el gesto.

STAY WITH ME | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora