junghwan estaba enamorado de yoshinori, un chico encantador y atento con todos. sin embargo el japonés ni sabía de su existencia, ahí es cuando junghwan se propone hacer lo posible por llamar su atención y destacar entre los demás chicos de la escue...
Se giró lentamente, estaba asustado, se trataba de Haruto. Ahora que lo recuerdo, escuché que estuvo en prisión... ¡Eso no importa ahora! ¡Voy a morir!. Y lo peor, no logre hablar con Yoshi. Pensó.
── ¿Qué sucede? ──fue lo que pudo decir, su voz apenas salía de su boca.
── Nada, solo quería hablarte para escuchar tu hermosa voz. ──dijo sarcásticamente, su mirada era apagada y mantenía un semblante serio en su rostro.
── Ah, pues ya la escuchaste ──pauso sin saber que más decir──... ¡Feliz día! ──dijo empezando a caminar, con la intención de escapar lo antes posible.
Su intento fue fallido en seguida, Haruto lo tomó de su mochila y lo hizo retroceder hasta quedar frente a él.
── ¿Ves eso? ──preguntó señalando su casillero.
── Si. ──asintió mirandolo con miedo.
── ¿Y sabes de quien es? ──soltó una nueva pregunta, aún señalando el casillero.
── De... ¿La escuela? ──contestó inseguro.
── No tonto, es mío, y me encantaría saber por que querías abrirlo. ──sonrió cínico.
── Por nada. ──mintió por los nervios que sentía.
── Está bien, lo abrire. Claro, si no te molesta. ──lo soltó de la mochila dejando libre a Junghwan.
── ¡No! ──negó colocando frente al casillero.
── A un lado, estorbo. ──lo sacó de su camino con un pequeño empujón.
Junghwan salió corriendo, estaba tan avergonzado que sangre subió a sus mejillas, calentandolas y enrojeciendolas en segundos, le preocupaba que ahora Haruto pensara que aquella nota era un broma, o peor, que pensara que Junghwan gusta él.
¿Por qué nunca puedo hacer nada bién?. Se golpeó levemente la frente, sintiéndose tan torpe.
Decidió regresar a casa. Fue a la enfermería para reportarse como enfermo y no entrar a clases, que para su suerte no tuvo que ni fingir síntomas gracias a que en cuando entró a la enfermería, la enfermera se mostró preocupada por él, diciendo que estaba muy pálido. ¿Quién más no lo estaría luego de ese susto?
Ahora no sabía que hacer, tenía miedo de volver, incluso pensó en que irse del país no sería mala idea.
Japón no queda tan lejos.
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