junghwan estaba enamorado de yoshinori, un chico encantador y atento con todos. sin embargo el japonés ni sabía de su existencia, ahí es cuando junghwan se propone hacer lo posible por llamar su atención y destacar entre los demás chicos de la escue...
Se había tardado más de lo deseado, su hermano se había proponido darle un sermón sobre la gran mala educación de cancelar planes luego de haber aceptado. Apesar de ellos, se vistió con la mejor ropa que tenía, tomó un autobús y fue hasta la cafetería donde se encontraría con Yoshi. Al llegar entró y buscó al japonés con la mirada, al encontrarlo se dirigió hasta la mesa donde estaba sentado.
─ ¡Hola! ─saludó el mayor.
─ Hola ─le respondió Junghwan sentándose frente a él─. De verdad lamento la tardanza.
─ No te preocupes, Hwan.
─ Está bien. ─sonrió aliviado.
─ ¿Junghwan? ─preguntó alguien de voz familiar a sus espaldas.
El castaño giró y su frunció el ceño al encontrar a Haruto junto a Asahi en la mesa de atrás.
¡Ésto no puede estar pasando!
─ Que casualidad encontrarlos aquí. ─dijo Asahi, fingiendo emoción.
─ Sí... Que casualidad. ─habló Junghwan desanimado.
─ ¿Podemos sentarnos con ustedes? ─preguntó Haruto.
─ Claro. ─Yoshi accedió.
Asahi se sentó a lado de la ventana y Haruto a la par con Junghwan, ahora tenía frente a él a Asahi y no Yoshi, para su mala suerte.
─ ¿Y qué hacen aquí? ─les interrogó Junghwan.
─ Pues Asahi me prestó su libro de matemáticas ayer, así que como ya terminé de usarlo le dije que nos veríamos hoy para devolvérselo y casualmente los encontramos aquí. ─explicó Haruto.
─ ¿Puedo tomar su orden? ─llegó la mesera.
Todos pidieron malteadas, al rato fueron servidas y la conversación entre los cuatro empezó. Junghwan intentaba hablar, pero siempre interrumpido por Asahi o Haruto y eso le enfadaba. Luego de tantos intentos el pelinegro se levantó de la mesa para pedir otra malteada, y Asahi, fue al baño.
─ Lamento que todo haya salido mal. ─dijo Yoshi en cuanto estuvieron solos.
─ No te preocupes.
─ Hwan, quiero decirte algo.
─ ¿Qué pasa? Te escucho.
El de cabello gris comenzó a acercarse, lo que tornó nervioso a Junghwan. Ambos rostros estaban cerca, Yoshi parecía querer discreción con lo que quería decir. Iba a decir algo cuando una malteada mojó su rostro y ropa.
Ambos sorprendidos giraron hacía Haruto, quie había lanzado la malteada.
─ Lo siento es que... me tropecé. ─fingió estar avergonzado.
─ Ya vuelvo. ─avisó Yoshi antes de levantarse rápidamente e irse al baño.
─ ¿Se puede saber qué te sucede? ─preguntó muy molesto el castaño Haruto.
─ Nada.
─ ¡Arruisnaste mi momento romántico!
─ ¿Romántico? ─rió─. ¿Cuál es tu concepto de romántico?
El más alto se sentó a su lado, Junghwan estaba enojado, su cita con Yoshi no había resultado para nada a lo que esperaba. Esperaron lo dos a que en algún momento Yoshi y Asahi aparecieran, pero tardaban mucho.
─ Bueno, lindo. Al parecer ahora seremos solo tú y yo. ─avisó Haruto mirando su celular.
─ ¿Por qué lo dices?
Haruto volteó su celular, mostrando la pantalla en dónde se reflejaba un mensaje que le había mandado Asahi, diciendo que llevaría a Yoshi a su casa para que pueda cambiarse y que lamenta haberse ido sin avisar.
─ Rayos ─se quejó el menor peinando su cabello─. ¿Trajiste tu moto?
─ Por supuesto.
─ ¿Me llevarías a casa, por favor?
─ Claro, vaquita. Vamos.
Ambos se levantaron de la mesa, Haruto pagó las malteadas y salieron de la cafetería. Junghwan sintió un escalofríos por el repentino cambio de temperatura, afuera estaba empezando a hacer mucho frío, por lo que abrazó a si mismo para intentar que el frío sea más tolerable, no había llevado sueter.
Inesperadamente sintió el abrigado calor de chaqueta sobre, cuando volteó Haruto estaba colocando encima su chaqueta.
─ No, no es necesario. ─se negó el menor indispuesto a qué Haruto sufriera de frío.
─ Estoy bien, la necesitas más que yo. No quiero que te congeles, vaquita.
Junghwan suspiró y le dió las gracias.
Llegaron hasta donde se estacionaba la moto del japonés, se subieron y rápidamente el más alto la encendió y arrancó. En unos minutos llegaron a la casa de Junghwan.
─ Muchas gracias y... Lo siento.
─ ¿Por qué?
─ Por haber cancelado nuestra salida.
─ No te preocupes por eso, además hoy fue un lindo día a tu lado.
─ ¿En serio te tropezaste?
─ Una alpaca sabia nunca revela sus secretos.
El castaño rodó los ojos.
─ Ridículo.
Conversaron por un par de minutos más y se despidieron, para así que Haruto volviera a su casa. Junghwan entró a su casa y fue hasta a su habitación, al empezar a cambiarse notó que había olvidado devolverle la chaqueta al japonés.
Supongo que se la daré mañana.
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