twenty five

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── Sábado 17:30 p.m. ──

El castaño miraba con duda el traje para el baile, pantalón azul marino con saco y corbata negra. No estaba seguro si ir al baile o no, era probable que Haruto no estuviera esperándolo por lo enojado que estaba, no sabía si quería verlo, quien sabe si con ir arruinaría su noche.

Su celular sonó y visualizó el nombre de Junkyu en la pantalla, se estiró desde su cama hasta la mesa de noche para tomar el celular y contestar la llamada.

── ¿Junghwan, dónde estás? ──la voz de su amigo sonó.

── En mi casa.

── El baile ya empezó, ¡apúrate en venir!

── No pienso ir ──dijo con desánimo.

── ¿¡Qué!? ¿Por qué no?

── No me siento de ánimos de ir.

── ¡Ven, por favor! No será lo mismo sin ti.

── No, lo siento ──se tiró acostado sobre su cama.

── ¡Por, favor!

── No.

── ¡Junghwan, por favor!

── ¡Ya te dije que no y cuando digo no, significa no!

── Le diré a tu hermano.

── Él no me asusta.

── Él le dirá a tu madre y ambos te traerán a rastras, porque tu madre no aceptará que no uses el traje que te mando a hacer a tu medida.

Se quedó en silencio sin saber que decir, su amigo daba un buen punto.

── Te odio, ¿lo sabías? ──murmuró pensando un poco──. ¡Está bien!, iré pero solo un rato.

── ¡Genial! Te esperaré entonces.

Colgó la llamada y se levantó de la cama para arreglarse lo más rápido que pudo. Se tomó una ducha rápida para luego vestirse con el traje hecho especialmente para él a la medida y unos zapatos negros de vestir, se tomó unos minutos para encender el secador y secar su cabello castaño. Roció sobre él un poco de perfume y salió de su había bajando hasta la sala de estar.

Le pidió amablemente a su madre que por favor lo llevará al baile, quien se mostró encantada en hacerlo, no pudo evitar decir lo guapo que lucía. Salieron de la casa, subieron al auto y tomaron rumbo a la escuela, destino que les tomó unos diez minutos en llegar.

Al llegar vió el rostro molesto de Junkyu desde la ventana, sonrió divertido mientras abría la puerta y la cerraba al bajar del auto luego de despedirse de su madre. Caminó hasta su amigo quien se encontraba en la entrada.

── Hola ──saludó con una sonrisa.

── Hola, te ves lindo aunque tardaste mucho ──dijo cruzado de brazos.

── Gracias y lo siento, tú también te ves bien.

── Lo sé ──habló con vanidad y río──. Vamos.

¿𝖈𝖔́𝖒𝖔 𝖍𝖆𝖌𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖒𝖊 𝖓𝖔𝖙𝖊𝖘? ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora