I Think I Found Myself a Cheerleader.

75 4 4
                                    

III.

Un sonido constante y molesto se escuchaba a lo lejos. Gruñí sin abrir mis ojos al reconocer mi tono de mensaje. Extendí un brazo para tratar de encontrar aquel molesto dispositivo y poder continuar mi preciosa siesta, pero fallé. Más molesto que nunca me levanté de la cama quitando de encima la pierna que me impedía el cometido.

Intenté abrir mis ojos lentamente, la luz del día me molestaba demasiado y sentía que mi cabeza estaba siendo taladrada incesantemente, sin mencionar el terrible sabor de boca que tenía. Moría de sed.

Después de ubicar y silenciar ese espantoso ruido froté mis ojos en un vano intento por dejar de sentir tantas cosas a la vez. Más tarde leería el mensaje, estaba casi seguro de que era mi mamá. Di un gran y ruidoso bostezo a la par que estiraba mis brazos hacia arriba. Mi estómago rugió.

— Oi, Denki —lo moví ligeramente para despertarlo, pero fracasé rotundamente.— Denki, muero de hambre. Y sed.

Vaya que tenía el sueño pesado.

— Denki, al menos dime si compraste algo más aparte de alcohol y papas para comer.

— No te molestes, sabes que cuando duerme no hay poder en la tierra que lo despierte.

Reconocí la voz de Shoto y giré para ubicarlo. Estaba recargado en el marco de la puerta riendo al ver a Denki dormir en tan incómoda posición. Sonreí. Al menos podré comer algo decente.

— Ven, preparé café. Creo te caerá bien con esa resaca.

— A estas alturas bebería hasta el agua del excusado, muero de sed.

Seguí a Shoto por su casa hasta llegar a nuestro destino. Tomé asiento de mala gana y solo cerré mis ojos mientras sujetaba mi cabeza. Nota mental: jamás beber alcohol en mi vida.

— Es tu primera vez con resaca, ¿no? —pude escuchar como reía a modo de burla. Bufé molesto.

— Sí, y la verdad no pensé fuera tan desagradable. A la próxima por favor no me dejes tomar.

Ambos reímos y después hubo un cómodo silencio. Shoto nunca fue de muchas palabras, algo que en estos momentos agradecía muchísimo. Tomé un sorbo del café que me dejó en la mesa. Amargo, lo odio.

— ¿Quieres desayunar? Puedo preparar algo rápido.

— No Sho, muchas gracias, pero quisiera ir a casa a darme un baño. Qué haremos respecto a-

— No te preocupes por la limpieza, mis hermanos y yo cubrimos eso, será tu regalo de cumpleaños de parte de ellos. Y Denki, bueno... espero se digne a levantarse para ayudarnos.

Reí, de verdad que son los mejores amigos que un friki pudo desear.

Terminé mi café, subí por mi celular y me despedí de Shoto, no sin antes lanzar una almohada como despedida a un dormido Denki. Sin reacción, tal y como esperaba.

Mientras iba camino a casa leí el mensaje que me había llegado. Era de Uraraka. Sigo sin creer que una chica tan increíble haya venido a mi fiesta, o que hayamos hablado tan bien y consiguiera su número. De no ser por aquel mensaje recibido en mi pantalla, fácilmente podría pensar que todo fue un sueño. Un precioso sueño.

Apenas abrir la puerta principal pude reconocer el olor a katsudon. Mi estómago rugió y yo sonreí. No había nada mejor que pudiera pedir ahora que la comida de mi madre.

— Huele delicioso —le abracé por detrás mientras espiaba para ver cómo cocinaba.

— Justo a tiempo cariño, ya casi termino, siéntate por mientras y toma un poco de jugo.

Eternal | KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora