VII.
— Izuku, déjame pasar por favor.
Podía escuchar la tenue voz de mi madre detrás de la puerta. Sabía que ella no estaba mejor que yo, sabía que a ella también le había caído de golpe todo esto.
Sabía que, para ella, el llorar también se había vuelto parte de la rutina diaria.
Suspiré y miré a la ventana. Desde mi cama solo podía observar ligeramente el exterior, pero eso era suficiente para mí en este momento. No tenía energía ni ganas de levantarme.
— Te dejaré el desayuno frente a tu puerta y la comida en el horno, ¿está bien? Por favor come un poco.
Mi corazón dolió aún más. Estoy consciente del daño que le estoy causando a mi madre, pero también era verdad que no encontraba fuerza para nada. Después de aquella visita al hospital, mi mundo se vino abajo.
¿De qué me sirven ahora esos cientos de horas de estudio para asegurarme un buen futuro? ¿Para qué rechacé tantas veces las salidas con Denki y Shoto?
¿Por qué me aferré tanto a planear un futuro perfecto si la vida tenía este camino para mí?
Nada de eso importa ahora. Todos mis esfuerzos, el tiempo perdido y los "hubiera" que se me ocurren simplemente carecen de valor. Mi final ya estaba escrito.
Escuché los pasos de mi madre alejarse de la puerta y bajar las escaleras, incluso el sonido de la puerta principal siendo cerrada por ella. Di otro giro en mi cama para quedar mirando al techo, el silencio que se hizo presente en la casa fue interrumpido por mi ya conocido tono de mensaje.
Ni siquiera tuve ganas de mirar quién era.
Con este amanecer serían ya tres días seguidos que falto a clases. Tres días sin ver a mi madre a la cara y sin ponerme en contacto con mis amigos. Estiré mi brazo con intención de tocar el techo, solo para ver como éste temblaba dramáticamente al levantarlo.
Bufé molesto. Ya no puedo controlar mi propio brazo al cien por ciento.
Una llamada interrumpió mis pensamientos. Decidí ignorarla también, seguramente sería Denki o Shoto intentando ponerse en contacto una vez más. Aún si tuviera la suficiente fuerza para levantarme de la cama y contestar, ¿qué les diría? Un "Sí, hola, ¿qué crees? Hace unos días me diagnosticaron una enfermedad incurable, por eso no tengo ganas de moverme ni un milímetro de aquí" suena a algo de pésimo gusto.
El timbre del celular dejó de sonar. Regresé una vez más a mi posición inicial, cubriéndome todo menos mis ojos con la cobija para poder seguir mirando la ventana.
— Mierda, necesito ir al baño.
Suspiré derrotado, reuní las pocas fuerzas que albergaba mi cuerpo para poder levantarme de la cama cuando escuché un golpe en el cristal de mi ventana. Me asomé extrañado, ¿qué clase de lunático se atreve a lanzar piedras a nuestra casa?
Pregunta tonta en realidad porque en mi vida no había un lunático, sino dos.
Denki y Shoto estaban mirando hacia mi dirección, uno con una sonrisa boba mientras saltaba como chapulín en comal con los brazos abiertos y el otro cubriendo su cara con ambas manos en un gesto avergonzado. Ambos levantaron sus manos a manera de saludo al percatarse de mi presencia y después se dirigieron a la puerta principal.
Suspiré, con ellos era prácticamente imposible esconderse.
Pasé al baño lo más rápido posible y bajé a abrirles, no sin antes dejar el desayuno que me dejó mamá en la mesa más cercana. El camino a la sala fue silencioso, a excepción del saludo que intercambiamos en la entrada.
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Eternal | Katsudeku
FanfictionIzuku siempre tuvo muchísimos planes en su vida, tantos que no sabía cuáles realizar primero. Tantos, que olvidó lo más importante: disfrutarla. Ahora, con un diagnóstico médico que parece sacado de alguna novela de ficción, todos esos planes se res...