I.
Eran las 3:47 a.m. y seguía sin lograr dormir. A lo lejos, el tic-tac del segundero en mi reloj de pared seguía avanzando, anunciando con lentitud la próxima llegada del amanecer. Di otro giro más en la cama, quedando frente a mi pared cubierta con fotografías. Aquella llena de recuerdos.
La fotografía no es algo que me apasione demasiado, lo veo más como una forma de matar el tiempo, aunque debo admitir que fotografiar personas es lo que más me gusta. Miré con detenimiento las imágenes, sonriendo al recordar cada momento detrás de ellas, preguntándome cómo es que conseguí amigos tan increíbles siendo un completo friki con nulas habilidades sociales.
Suspiré y me levanté de la cama, jalando con una mano la silla de mi escritorio a la ventana, mientras que en la otra llevaba mi celular y audífonos. A este punto ya estaba resignado a no dormir ni una pizca, muy a mi pesar. Coloqué la música en aleatorio y abrí la ventana ligeramente, permitiendo que la brisa de la madrugada despeinara aún más aquellos rizos rebeldes que me heredó mi madre.
Una canción con ritmo suave hizo que me sentara en automático. Ahora que lo pienso, a partir de este momento ya es mi cumpleaños. Denki y Shoto insistieron en organizar una pequeña fiesta para celebrar, a pesar de que saben a la perfección que solamente los conozco a ellos dos. Reí internamente ante la idea de ver a mi mamá ahí para llenar un poco más la reunión. Aunque claro, no me molestaría si la invitaran.
Di un largo bostezo, más de aburrimiento que por cansancio, y apoyé mi mentón sobre mis brazos ya recargados en la ventana. Mirando las luces artificiales de emanaban de los edificios y los pocos automóviles en tránsito, mi ansiedad por el futuro llegó una vez más.
Estoy consciente que aún me falta poco más de un año para terminar la preparatoria, pero siempre me he preocupado más por el futuro que por el ahora. Tengo miedo de no poder entrar a una buena universidad, de no cumplir las expectativas de mis padres o peor, terminar siendo un fracasado y morir de hambre. Es por ello por lo que me la paso estudiando casi todo el tiempo, asegurando buenas notas desde ahora.
Y tal como si la vida misma me exigiera un descanso, mi canción favorita se comenzó a reproducir. Aquel ritmo nunca falla en relajarme, en ayudarme a sentirme menos ansioso, casi como si me separara del constante ajetreo de la vida y solo existiera yo. Solo esa melodía y yo. Cerré los ojos para disfrutarla mejor y, con el plus del aire en mi cara, no pude percatarme del momento en que finalmente caí en un sueño profundo.
- Zuzu, cariño. Despierta.
Una mano acariciaba mi cabeza con tal delicadeza que, lejos de ayudarme a despertar, sentía que me animaba a seguir durmiendo. Lancé un gruñido para finalmente abrir mis ojos y ver de pie a mi madre, sujetando un pequeño pastel de chocolate con una vela encima cerca de mi rostro. Sonreí.
- ¿A qué se debe este delicioso detalle? -mencioné con una sonrisa burlona mientras aprovechaba a quitarme los audífonos y estirarme un poco. En definitiva, no esperaba quedarme dormido en tan mala posición.
- Feliz cumpleaños mi amor. Perdona que no sea un gran pastel, pero estoy segura de que los chicos te darán uno más grande al rato.
Negué con la cabeza. Aun dándome el pastel más grande del mundo siempre preferiré el que me regales tú.
- Descuida ma, es perfecto. Gracias.
Le di un beso en la mejilla. Aquella amable mujer de cabello verdoso siempre estuvo ahí para mí, brindando su cálida sonrisa y un refugio en sus brazos cada que lo necesite. En mi pequeña familia solo somos nosotros tres y, aunque mi padre se pasa la mayor parte del tiempo en constantes viajes de trabajo, siempre procuramos hacer videollamadas con él cada tanto para no tirar por la borda nuestra unión familiar.
- Hablando de eso, ¿irás a la fiesta?
Hice unas comillas con ambas manos al mencionar la palabra fiesta y reí por lo bajo, siguiendo con mi tarea de buscar mi uniforme ya limpio en mi armario.
- No corazón, creo sería impertinente estar ahí en una fiesta de puros adolescentes, ¿no crees?
Bufé. No es como si fuéramos a hacer algo malo. O interesante. Probablemente terminaríamos los tres jugando videojuegos en casa de Denki mientras comemos kilos de comida chatarra, como hacíamos ocasionalmente.
- Te prometo que me portaré bien -dije con ironía, con lo anterior como imagen mental todavía.
- Lo sé, te conozco -me devolvió el beso y dejó el pastel en mi escritorio.- Te dejo para que termines de arreglarte, y no olvides tu pastel. Por hoy te dejaré desayunar chatarra.
- Ojalá diario fuera mi cumpleaños.
La escuché reír y después cerrar la puerta de mi habitación. Me llevé un pedazo de pastel a la boca y me dirigí a la ducha tarareando al ritmo de mi canción favorita.
Algo en mi interior me dice que será un grandioso día.
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Me obligué a salir de mi estancamiento personal para poder continuar esta historia. La verdad me hace mucha emoción escribirla porque aksjdhfg no sé, ya quiero llegar a lo bueno.
En fin, le di una leída, le pedí a mi hermana leyera el borrador y todavía le di una checadita final antes de publicarlo, así que según nosotras no hay problema de comprensión sobre el capítulo o alguna falla ortográfica, pero en dado caso le encuentren, me pueden avisar sin problema.
Y eso es todo, si te gusta recomienda la historia a tus amixes y deja tus comentarios y votos, que ayudan más de lo que crees. ;)
Desde ya, ¡gracias! ♥
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Eternal | Katsudeku
FanfictionIzuku siempre tuvo muchísimos planes en su vida, tantos que no sabía cuáles realizar primero. Tantos, que olvidó lo más importante: disfrutarla. Ahora, con un diagnóstico médico que parece sacado de alguna novela de ficción, todos esos planes se res...