Infinite.

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XXVIII.

Unos minutos después del inesperado final de nuestra canción, cuando Kacchan notó que ya no podía soportar un segundo más siendo el centro de atención, dejó con suavidad la guitarra a lado de su silla y tomó el micrófono frente a él.

Antes de dirigir su mirada hacia el público, me regaló una fugaz sonrisa, de esas que siempre convierten en gelatina a mis piernas.

Fue ahí que agradecí infinitamente el depender de una silla de ruedas.

— Muy bien extras, guarden silencio —y el público obedeció al instante, tal como si hubieran escuchado al mismísimo director. Katsuki sonrió conforme.— Mi Deku es increíble, ¿no es así?

Traté de ocultar lo más rápido posible aquel sonrojo que estaba seguro portaba en ambas mejillas, pero también estaba seguro de que dicho intento fue completamente en vano, pues el público soltó un par de risas acompañados con algunos sonidos que expresaban ternura.

Katsuki también rio ligeramente.

— De todas maneras, intenten controlar un poco sus muestras de afecto, porque soy sumamente celoso.

Nuevamente el público rio al unísono a pesar del tono ligeramente amenazante de Katsuki. Volteé a verlo con un intento de puchero en mis labios, a manera de reclamo, pero una sonrisa burlona fue lo que recibí como respuesta.

Y no tuve manera de reclamar ante ese gesto. Amaba con locura cuando lo hacía. 

— Cada integrante ya tuvo su momento para lucirse, llegó el momento de que vean lo estupendo que sonamos todos juntos.

Al terminar de hablar, Momo y Shinso subieron al escenario una vez más y se colocaron junto al teclado y la guitarra respectivamente, mientras que Jiro se acercó con Katsuki para tomar prestado su micrófono. Después de eso, el cenizo tomó su lugar detrás de la batería.

Jiro permaneció a lado de mí y me guiñó el ojo antes de que las luces se apagaran por completo.

Después de un par de segundos de silencio y oscuridad, se encendió el reflector principal que apuntaba hacia nosotros dos. El sonido de las baquetas chocando entre sí como aviso de que la canción estaba por comenzar me regresó a la realidad.

La batería comenzó a sonar siendo seguida de las habilidosas manos de Shinso sobre la guitarra eléctrica. El piano se fue integrando con suavidad antes de que Jiro comenzara a cantar. Con cada instrumento que se unía a la melodía, un reflector adicional se encendía. Y cuando finalmente la voz de la pelinegra inundó el auditorio en su totalidad, el público se levantó de sus asientos, casi como si fuera un concierto de verdad.

Su melodiosa voz, el sentimiento que cada uno deseaba trasmitir con ayuda de su instrumento y una chispa de adrenalina que incrementó mi ritmo cardíaco de golpe por poco hacen que olvidara mi momento de entrada en la canción.

Comencé a cantar al ritmo de los demás, pero no fue hasta la mitad de la primer canción que una sensación de plenitud me llenó por completo. Aún si no podía ver a algunos con claridad al estar limitado por la silla de ruedas, llegué a sentirme feliz como nunca antes.

Cantar siempre ha sido increíble para mí, pero hacerlo con amigos, con público aplaudiendo y mi pareja dándolo todo en la batería era una sensación completamente diferente e indescriptible.

Las canciones sonaban una después de otra con pequeños intermedios donde los chicos hablaban sobre cualquier cosa e interactuaban con el público.

Conforme el tiempo avanzaba, mi cuerpo se iba llenando cada vez más de adrenalina.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2023 ⏰

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Eternal | KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora