Izuku siempre tuvo muchísimos planes en su vida, tantos que no sabía cuáles realizar primero. Tantos, que olvidó lo más importante: disfrutarla.
Ahora, con un diagnóstico médico que parece sacado de alguna novela de ficción, todos esos planes se res...
Después del pequeño concierto y su respectiva reunión, los días siguientes fueron sumamente aburridos. En el hospital no podía hacer muchas cosas, me limitaba a escuchar música, leer un poco y ver algunas películas en mi celular.
De vez en cuando escribía en mi diario, más que nada sobre lo pesado que eran mis ejercicios de rehabilitación. Me resultaba increíble que cosas que antes realizaba incluso sin pensar, hoy me costaran tanto al punto de sudar como si hubiera corrido un maratón.
Esto definitivamente se lo contaré a papá por videollamada apenas llegue al hotel en Osaka.
Él insistió en rechazar ese viaje de negocios por parte de su empresa para quedarse con nosotros, me costó mucho convencerlo de que estaríamos bien. De todas formas, lugar tan seguro como un hospital no hay. Solamente una estación de policía, tal vez.
Un sonido proveniente de mi celular interrumpió mis pensamientos. Al ver la pantalla mi cara se iluminó por completo, más que nada por el dueño de aquel mensaje.
Kacchan — 12:54 p.m
¿Qué día estás libre?
Izuku — 12:54 p.m
Tengo rehabilitación todos los días de 2 a 4 de la tarde. ಥ_ಥ
Kacchan — 12:55 p.m
¿Tendré que ir al hospital? ಠಿ_ಠ
Izuku — 12:55 p.m
Solo si quieres verme.
Bloqueé el celular y lo llevé a mi pecho en lo que esperaba su respuesta. Desde que cantamos juntos puedo decir que nuestra amistad ha avanzado a pasos gigantes, incluso nos mensajeamos casi todos los días.
Durante mi estancia en el hospital he visto muchos lados que desconocía de Katsuki.
Y me gusta.
Kacchan — 12:57 p.m
Más te vale estar en tu habitación para cuando llegue mañana.
Sonreí a leer aquello. ¿Dónde más podría estar?
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— Pero a pesar de todo, creo que prefiero mil veces más la ciudad —exclamó un molesto Shoto del otro lado de la pantalla.
— ¿Por qué? Ahí puedes relajarte de todo el estrés citadino.
— Y cómo no hacerlo, si aquí prácticamente no hay gente que te pueda estresar.
Reí ligeramente al notar la obvia molestia en su rostro y tono de voz. El viaje familiar al que Shoto fue obligado a ir fue a un pequeño y alejado pueblo, aquel donde su madre había nacido hace unos cuantos años atrás.
