Happy Together.

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XX.

Desde que Kacchan y yo nos convertimos en pareja de manera oficial, comencé a ver la vida de una manera diferente.

Sin importar cuántas miradas burlonas recibiera o lo mucho que me costara moverme de un lado a otro, mi sonrisa y buen humor no se iban porque sabía que tenía a un guapo rubio caminando a mi lado dándome fuerza en cada momento.

Cuando le conté a mi familia sobre mi relación con Katsuki, mamá fue la primera en felicitarme. Papá se mostró muy sorprendido al inicio, pero conforme le fui contando más de él y todo lo que siempre hacía por mí, se alegró tanto al punto de llorar en la videollamada.

Ambos sugirieron que lo invitara a cenar en casa para nochebuena, pues querían conocer mejor al responsable de tantas llamadas y sonrisas. El único problema sería la tradición que Denki, Shoto y yo teníamos cada año, esa donde cada 24 de diciembre nos reuníamos para cenar en la casa de alguno de los tres.

Pasé varios días pensando en cómo les diría sobre el cambio de planes, pero después de darle muchas vueltas consideré que solo debía hablar con ellos a la hora del almuerzo.

Al final son mis amigos y estoy seguro de que ellos entenderán. ¿Qué podría salir mal?

— Chicos —inicié con cautela, obteniendo dos pares de ojos sobre mí.— ¿Hay algún problema si rompo nuestra tradición este año y me quedo en casa con mi familia?

— ¿Pasó algo, Izuku? —preguntó de inmediato Denki.

— Nada malo, es solo que... —tragué saliva, listo para lo que iba a responder.— Mis padres quieren que invite a Katsuki a cenar para ese día.

Ambos se miraron unos segundos con sorpresa para después cambiar ese gesto por una sonrisa que provocó un escalofrío que recorrió toda mi columna.

— ¿Podemos ir a cenar con ustedes? —respondieron ambos al unísono, sin borrar la sonrisa de sus rostros.

— También quiero conocer a Katsuki —continuó Shoto.— La única vez que lo vi fue en su presentación.

— Pienso lo mismo —continuó Denki.— Considero que también debemos formar parte de algo tan importante.

Suspiré, sabiendo de antemano que no habría manera de decirles que no. Debía hablar con mis padres para que agregaran dos platos más a la mesa.

Resignado, me llevé un poco de carne a la boca mientras ellos seguían discutiendo sobre qué llevar a la cena.

Cuando intenté tragarlo, sentí un pedazo atorarse en mi garganta, generando esa clásica e incómoda molestia. Traté de toser ligeramente para poder sacarlo del camino, pero fue inútil, mi cuerpo parecía haber olvidado cómo hacerlo.

Intenté toser un poco más fuerte, inhalando inconscientemente por mi nariz para recuperar un poco del aire perdido, pero todo era vano, ese pedazo no permitía que nada entrara o saliera de mi cuerpo. 

Mi garganta comenzaba a doler, con cada intento por eliminar aquel objeto ajeno a mí sentía que  se desgarraba ligeramente, como si en vez de un trozo de carne hubiera tragado un clavo diminuto.

El aire de reserva comenzó a agotarse cada vez más rápido, en mi desesperación golpeé la mesa fuertemente, como si eso fuera a ayudarme en algo. Pude ver como ambos chicos frente a mí se levantaban de su asiento al mismo tiempo, dejando detrás un par de sillas tiradas en el suelo.

Estoy seguro de que algo me decían, pero no lograba entenderlo, toda mi atención estaba en poder quitar ese estorbo de mi cuerpo. Golpeé mi pecho varias veces mientras sentía como mi alrededor se difuminaba un poco más en cada segundo que pasaba.

Eternal | KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora