Capítulo XXII

166 38 1
                                    

El frío penetra por mis huesos haciéndome temblar, siento como pequeñas agujas de hielo se incrustan en mi piel mandando pequeños correntazos a mi espina dorsal. Mis ojos arden por intentar abrirlos debajo del agua helada. Los cubos de hielo se pegan a mi cuerpo quemándome la piel de mis costillas.

Mis pulmones arden por la falta de oxígeno, debilitándome y dejándome sin fuerzas de seguir luchando para salir.

Observo como la oscuridad me rodea como un cazador a su presa, invitandome a ir con ella.

La sombra toca mis mejillas y grito para que suelte, pero al abrir mi boca, el agua entra en ella, atragantandome.

Quiero toser para pasar la picazón en mi garganta.

Quiero salir de aquí.

Quiero a mi mamá.

Quiero...

Siento como pequeños cubos de hielo caen sobre mi.

Grito por el ardor, por el cansancio y el dolor en mi cuerpo, alma y mente.

Mis pulmones se rinden y dejan de esforzarse por trabajar.

Cierro los ojos entrando en un estado de paz. Envuelta en la oscuridad de lo que han convertido mi ser.

Oscuridad, mi oscuridad...

Mi cabeza explotará.

Mantengo los ojos cerrados y trago saliva para pasar la resequedad que se instale en mi garganta.

No es cierto.

«Tal vez fue una broma»

Si, fue una broma.

Si fuera un Branxtor lo sabría ¿No?.

¿Como puedo no saberlo? ¿Entonces toda mi jodida vida, viví ajena a lo que soy?

—No es cierto—digo en un hilo de voz.

—Oye, Skate—coloca su mano en mi mejilla y empieza a acariciarla con su pulgar— Skate, mirame.

No quiero.

No es cierto. No soy un Branxtor. No lo soy...

—Skate, mirame, preciosa— dice en un tono lastimero y siento como mi interior se revuelve—por favor, preciosa.

Abro mis ojos lentamente encontrándome con ese azul oscuro que me trasmiten calma.

—Sería capaz de muchas cosas, pero mentirte no es una de ellas, no podría.

Cierro mis ojos nuevamente.

No para de acariciar mi mejilla. Su toque es suave y lento, pero manda pequeños corrientazos a mi espina dorsal y mi estómago se revuelve. Su mano busca la mia, entrelazandolas.

—Soy un Branxtor—expreso en un susurro.

Y ahí mi cerebro hace click.

Todo empieza a encajar. Las preguntas a contestarse y las respuestas a tener sentido.

Todo el desastre de hilo se está desenredando dándole sentido a mi vida, a mi existencia... Pero tono un nudo que no me deja seguir. Un nudo muy parecido al que llega a mi garganta cuando la pregunta llega a mi mente.

—Si yo soy un Branxtor, ¿Entonces mis padres también lo son?—abro mis ojos nuevamente.

—Si.

Si tu madre se entera que te deje trabajar, me matará.

Ruedo los ojos.

—Mi mamá no mata ni a una mosca.

BranxtorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora