Capítulo XXI

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Los rayos del sol se cuelan por mi ventana despertandome, abro mis ojos y los vuelvo a cerrar al vislumbrar el montón de brillos frente a mi cara, los abro de nuevo viendo el montón de brillitos rosados.

«¿Acaso moriste mientras dormías? ¡¿YO TAMBIEN?!»

—Quitale eso de la cara, Davi, la dejaras ciega de tanta brillantina que le echaste a eso— escucho la voz de Santiago en algún lugar de la habitación.

Caigo en cuenta del peso en mi estómago y antes de moverme, los brillos son reemplazados por la cara de una niña con mucha emoción.

—¡Skate!

—Davi— digo en un susurro ahogada ya que mi garganta se encuentra seca.

—Y a mi nadie me nombra, en fin.

Giro mi cabeza y veo a Santiago caminar hacia la cama para luego lanzarse sin nada de delicadeza a mi lado.

—Hey, Santiago— exclamo hacia él, luego de tragar saliva para refrescar un poco mi garganta.

Necesito agua.

—Ya no vale— dice cruzándose de brazos.

Rio de su actitud.

—Mira, está es la invitación de mi cumple— habla la niña haciendo que la mire, pone una tarjeta llena de brillantina frente a mi cara y los rayos de sol pegan en está, haciendo que me deje viendo puntos negros en todos lados— le puse brillantina a la tuya, para que fuera más bonita y especial.

—Y más peligrosa— exclama Santiago con los brazos tras su cabeza— la miras fijamente cinco minutos y te quedas ciega.

—Eso no es cierto ¿Verdad que no, Skate?— refuta la niña enojada.

Tiene el ceño fruncido y un mohin en su boca que la hace ver adorable.

La verdad, hay una gran posibilidad de que sea cierto, pero no le diré eso.

—Claro que no, es muy bonita— digo regalándole una sonrisa.

—¿Ves, Santiago? Skate, dice que está bonita— expresa burlona y le saca la lengua a su hermano.

Decir que no me reí, seria mentira y como yo odio las mentiras,  no negare eso.

«Las odias tanto, que llevas meses mintiendole a tu madre»

¿Acaso esa jodida voz no se calla?

—Solo dice eso porque te quiere y no quiere herir tus sentimientos.

Y allí empezó una pelea que duró todo lo que me bañaba, vestía— aún en el baño— y peinaba, hasta baje por un vaso de agua y cuando volvi aun seguían peleando.

La guerra término cuando Davi decidió aclarar las dudas yendo a preguntarle a sus padres si lo que decía Santiago era verdad.

Observó a Santiago acomodarse más en la cama y tomar mi almohada. Parece que no hubiera dormido en toda la noche, las bolsas bajo sus ojos son una clara demostración de ello y vislumbro un moretón en su pómulo izquierdo.

Abro mi boca para preguntarle pero el me interrumpe.

—¿Vas a salir?— pregunta con los ojos cerrados.

—Si.

—A tu mamá no le gustara eso.

— Y a la tuya no le gustara ese golpe, ¿Ya lo vio?.

—No.

—Bueno, te deseo suerte para cuando se de cuenta.

—Gracias hermosa Skate

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