¡Bienvenido Sam!

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SARAH:

Tomo la bolsa más pequeña de cosas que trae Sam, por fin nos han dado el permiso para que este salga del hospital, estuvo una semana internado y mi espalda comienza a resentirlo, me siento cansada y las bolsas debajo de mis ojos lo demuestran a la perfección, pasar todos los días con el me hizo conocer más sobre Sammuel Miller no solo del chico sexy y alto que se hace el fuerte frente a sus contrincantes sino al pequeño y travieso demonio que tiene más pinta de ángel que está en su corazón.

Subimos al ascensor, aprieto el número correspondiente para llegar al primer piso y bajamos un momento las maletas.

-Cargo tantas cosas como una niña.- se burla de sí mismo.

-Lo dudo, podemos cargar mucho más que esto para un solo día.- sonrió al verlo tan renovado, su típico ceño fruncido se mudó a otro país sin él.

-Jamás te he visto cargar tantas cosas.

-Es porque yo iba a ser hombre - se ríe.

-Esto se escuchara tremendamente raro pero, serias el hombre más sexy del mundo.- me toma de la cintura pegándome a él, recargue mi cabeza en su pecho e inhale su aroma.

El ascensor paro y las puertas se abrieron en donde teníamos que bajar. Los chicos nos esperaban en el loby, parecían un grupo de rebeldes millonarios, sonreí al verlos.

-Hora de irnos.- dice Tom.

Sam se acerca y abraza a cada uno de sus compañeros, estos lo reciben con una enorme sonrisa y halagos.

Nani le da efusivo abrazo y sus ojos se llenan de lágrimas.

-Oh Nani no llores.- dice Sam.

Los miramos hasta que se separan.

-Vamos a casa, Nani preparo tu platillo favorito y nosotros amamos cuando Nani cocina.- habla Charlie.

-Ella siempre nos ha cocinado zopenco.- Se burla Michael que hoy también viene muy feliz.

Los chicos siguen bromeando el resto del camino hasta la camioneta y yo solo me rio de cada cosa que dicen.

Todos nos acomodamos en el auto que Michael a traído en esta ocasión, esta era una enorme camioneta de cuatro puertas color vino en la que entraríamos todos, Tom me ha llamado por la mañana para decirme que todos tenían unas tremendas ganas de ver a Sam, durante su instancia las visitas estaban restringidas excepto para la persona que se quedaría con él, para eso tuvimos que hacer unos movimientos ya que a mi falta de edad casi se me denegaba la entrada.

Todo el trayecto se fue entre bromas, así como el recuento de lo sucedido para mantener a Sam al tanto de todo lo que paso en su ausencia.

En un abrir y cerrar de ojo ya estábamos frente a la entrada de la casa.

-Vamos apresúrate a entrar.- alienta Tom que esta como un perrito emocionado.

-Tranquilos, primero debemos bajar las cosas.- dice Nani riendo al ver la cara de Tom.

Terminamos de bajar todo y entramos a la casa, enfrente de la puerta había un cartel de bienvenido que para gracia de todos fue decorado por los chicos, pensar que un grupo tan rudo como ellos podrían organizar algo así era para morir de risa.

En cuanto Sam lo ve se suelta a reír, el cartel tiene unos dibujos extraños que en vez de parecer una creación de jóvenes adultos de 20 años parecía más la obra de arte de niños de kínder.

-No es por alardear pero la mayor parte la hice yo.- dice Tom haciendo una reverencia.

-Si no me lo hubieras dicho jamás lo descubriría, no es como si el “Bienvenido Cara de Culo, Tom es el único sexy del equipo” me diera alguna pista.- se burla Sam.

Mientras él y los chicos siguen jugando abajo yo subí las cosas junto con Charlie. Una vez que estuvimos fuera de la vista de todos se dignó a hablar.

-¿Ya hablaste con Sam?- pregunto.

Negué con la cabeza.

-Deberías hacerlo antes de que algo malo suceda. Los chicos piensan que sería bueno quedarnos un tiempo aquí pero algo me dice que no es una gran idea.

No sé qué contestar y simplemente me encojo de hombros.

-Sam se ve muy contento y tranquilo, no quiero romper eso.- Charlie puso su mano sobre mi hombro.

-No quieras alargar más esto, fingir que su relación va bien para mantenerlo en calma no ayudara en nado, solo empeorara las cosas y cuando Sam tenga que saberlo de verdad le va a doler.- que me dijeran la verdad dolía demasiado, yo ya sabía que esto se fue a la mierda desde aquel día pero no quería verlo o no quería hacerle frente a lo que conllevaba.

-Le hice una promesa.- dije cabizbaja.

El negó.- Solo digo que llegara el momento en que tendrán que hablar.

Charlie salió dejándome sola en la habitación, no quería hacerlo, el dejarlo siempre suponía dolor para ambos y lo que estuvimos pasando durante la semana fue tan maravilloso que valía la pena intentarlo, el hecho de poder ver esa sonrisa infantil en el me mejoraba el día, pude soportar que la espalda se me hiciera mierda sobre ese sofá, el ser secuestrada y aguantar muchas torturas para estar juntos, anteriormente hacer lo que creía correcto nos había llevado la perdición y no lo haría ahora, si podía disfrutar de su amor como lo habíamos prometido lo haría pésele a quien le pese.

Baje sonriente para ver a Sam que me esperaba en la parte baja de las escaleras, me tomo en sus brazos levantándome un poco del suelo, me dio una vuelta, cuando mis pies estuvieron nuevamente en el suelo me beso tiernamente, los chicos hicieron ruiditos y se mofaron de a excepción de Charlie que me veía con cara seria.

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Las horas pasaron entre bromas y juegos, como era de esperarse los chicos hicieron todo lo posible para que Sam disfrutara su regreso, cada vez podías notar más la unión de una familia, solo los mire añorando los brazos de mis padres, sus recuerdos seguían latentes en mi corazón, no voy a mentir aun por las noches me despierto con lágrimas en los ojos al pensar que aún les quedaba mucha vida por vivir, pero sin embargo murieron protegiéndome y amándome hasta el final de sus días.

El pensar en la familia me hizo ponerme de pie y golpear mi vaso suavemente con mi anillo.

-Atención- dije a los presentes para que guardaran un poco de silencio.- tengo algo importante que decir.

-Vamos con los sentimentalismos.- dijo Tom riendo.

Lo fulmine con la mirada.- Primero quiero decir lo feliz que me encuentro por el hecho de que estemos todos juntos otra vez y porque Sam este bien…- lo mire, sus ojos brillaron de emoción.-… más que nada decir que me encuentro muy orgullosa de ustedes chicos porque son una familia de realmente unida, así que ¡salud!- todos levantaron sus vasos y bridamos.

Sam se acercó a mí y susurro en mi oído.- Somos una familia nena, tú también estas incluida.- un nudo se formó en mi garganta.

El chico a mi lado se puso de pie.- Yo también quiero brindar por la hermosa chica a mi lado que siempre ha estado para mí aun cuando he sido un imbécil sin cerebro, a pesar de las peleas y equivocaciones nos ha demostrado que tiene más testículos que todos los aquí presentes.- me puse de pie junto a Sam y lo bese, todos los chicos aplaudieron y gritaron alegremente; sonreí contra sus labio feliz de estar aquí.

Enamorada del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora